Nivel del embalse de Chingaza sube al 71 % y alivia presión sobre el abastecimiento en Bogotá

La recuperación hídrica de Chingaza ofrece un respiro parcial al abastecimiento en Bogotá. // Foto: Alcaldía de Bogotá.

El repunte al 71 % en la capacidad del embalse ofrece un respiro tras meses de escasez, pero las autoridades mantienen restricciones y piden un uso racional del recurso hídrico.

Después de meses de incertidumbre por la disminución de los niveles de agua en el sistema hídrico que abastece a Bogotá, una buena noticia llegó con el inicio de la segunda mitad del año. El embalse de Chingaza, uno de los principales cuerpos de agua que surten la capital colombiana y varios municipios aledaños, alcanzó el 71 % de su capacidad total, el punto más alto registrado desde 2022.

Este aumento en el volumen de agua almacenada ha sido posible gracias a la temporada de lluvias que ha beneficiado a la región andina durante el segundo trimestre de 2025. De acuerdo con la Corporación Autónoma Regional (CAR) y la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, este fenómeno marca una recuperación sin precedentes en los últimos años, luego de enfrentar un periodo crítico de sequía que obligó a adoptar medidas de racionamiento.

Aunque el panorama ha mejorado, las autoridades mantienen cortes temporales en ciertas zonas por motivos técnicos y de mantenimiento en la red de distribución. Además, continúa vigente el decreto que prohíbe el uso de agua potable para actividades como el lavado de vehículos y fachadas, salvo si se emplean fuentes alternas como agua de lluvia o reciclada.

La Empresa de Acueducto también anunció que seguirá prestando apoyo logístico a hospitales y centros educativos a través del suministro de carrotanques en los momentos de mayor afectación por los cortes.

A pesar del aumento en el nivel del embalse, el llamado a la conciencia ciudadana y al uso responsable del recurso hídrico sigue siendo urgente. La vigilancia sobre captaciones ilegales continúa, y las autoridades reiteran que la sostenibilidad del sistema depende de mantener una cultura de ahorro que perdure en el tiempo.

El repunte de Chingaza es sin duda un alivio para Bogotá, pero no debe interpretarse como el fin de la emergencia. Los expertos advierten que los patrones climáticos son cada vez más variables, y solo una ciudadanía comprometida con el cuidado del agua podrá garantizar el abastecimiento continuo en el futuro cercano.

Y.A.