“Los jueces no se doblegan”: presidente de la Corte Constitucional le habla de frente a Petro

Jorge Enrique Ibáñez Najar, presidente de la Corte Constitucional // Foto: X - @CConstitucional

Jorge Enrique Ibáñez Najar defendió con vehemencia la independencia judicial en presencia del presidente Gustavo Petro, en un discurso que marca distancia frente a las críticas del Ejecutivo a la Rama Judicial.

Por: Redacción. 
DIARIO LA LIBERTAD

En un acto solemne cargado de simbolismo institucional y tensión política, el presidente de la Corte Constitucional, Jorge Enrique Ibáñez Najar, emitió uno de los discursos más firmes que se recuerden recientemente en defensa de la independencia judicial. Lo hizo el pasado jueves 12 de junio, durante la posesión de la magistrada Lina Marcela Escobar Martínez, y frente al presidente de la República, Gustavo Petro, quien ha sido un crítico recurrente de las decisiones tomadas por la Rama Judicial.

Ibáñez no escatimó palabras al abrir su intervención. “La Corte Constitucional y sus magistrados responden únicamente al mandato supremo del pueblo expresado en la Constitución Política”, expresó con solemnidad. “Su trabajo constituye una fuerza estabilizadora y se erige siempre y en todo momento en la voz serena de la razón”, añadió, en una clara alusión a los ataques y cuestionamientos que desde el Ejecutivo se han dirigido hacia decisiones judiciales clave.

El lugar del evento también fue protagonista. A diferencia de lo acostumbrado, la posesión de la magistrada Escobar no se realizó en la Casa de Nariño, sino en la Sala Plena de la Corte. Para Ibáñez, este cambio no fue casual ni protocolario: “Este sencillo, pero profundo acto constituye en sí mismo una expresión de independencia y autonomía, una señal de la separación funcional de los órganos del poder público”, enfatizó.

De manera categórica, subrayó: “Simboliza y refuerza la autonomía e independencia de la administración de justicia. La posesión ante el propio órgano judicial afianza su autogobierno, protege la autonomía institucional y salvaguarda la imparcialidad de quienes estamos llamados a ejercer control judicial de constitucionalidad y a garantizar los derechos fundamentales”.

El presidente de la Corte trajo a colación a la icónica jueza estadounidense Ruth Bader Ginsburg para sustentar su defensa del poder judicial. “La independencia judicial es esencial para el Estado de derecho, pero también es profundamente vulnerable a los ataques”, citó. Advirtió que presiones indebidas, ya sean políticas, mediáticas o incluso violentas, pueden minar la capacidad de los jueces de actuar conforme a la ley y a su conciencia.

“El mensaje es claro”, continuó Ibáñez: “La justicia se ejerce sin servidumbres ni presiones externas, solo bajo el imperio de la Constitución”. Con tono enfático, reiteró: “Esta independencia es el cimiento de la confianza ciudadana en la justicia y la garantía de que los jueces no se doblegan ante ninguna fuerza distinta a la de la razón y el derecho”.

Este pronunciamiento resonó con fuerza en círculos políticos y jurídicos, ya que ocurre en un momento de visible tensión entre el Ejecutivo y los órganos de control y justicia. La insistencia del presidente Petro en cuestionar decisiones judiciales que han afectado iniciativas de su gobierno ha generado preocupación en sectores que defienden el equilibrio de poderes como principio esencial de la democracia.

Ibáñez cerró su discurso con una reafirmación del marco constitucional que rige la vida institucional del país: “El Estado de derecho, en su noción constitucional e internacional, supone que ninguna persona, institución o gobernante está por encima del orden jurídico superior. Incluye el principio de legalidad, la igualdad ante la ley, la rendición de cuentas y la resolución pacífica de las controversias”.

Con estas palabras, el presidente de la Corte Constitucional no solo defendió el papel de su institución, sino que trazó una línea divisoria clara frente a las tentaciones autoritarias o la intromisión indebida del poder político. Su discurso se erige como un llamado a preservar la independencia judicial, no solo como principio abstracto, sino como pilar concreto de la democracia colombiana. En medio de un panorama institucional cada vez más polarizado, Ibáñez reafirmó que, en Colombia, la Constitución sigue siendo —y debe seguir siendo— la norma de normas.

Y.A.