Expertos advierten que, pese a la cirugía de craniectomía descompresiva realizada de urgencia, el precandidato presidencial podría enfrentar serias complicaciones a largo plazo.
El estado de salud de Miguel Uribe Turbay, precandidato presidencial, continúa siendo motivo de preocupación nacional luego del atentado que sufrió recientemente, en el que recibió un disparo en la cabeza y otro en el muslo izquierdo. Su pronóstico sigue reservado, y aunque los esfuerzos médicos han permitido mantenerlo con vida, la complejidad de las lesiones genera serias dudas sobre su recuperación total.
Uribe Turbay fue trasladado en estado crítico a la Clínica Fundación Santa Fe, ubicada en el norte de Bogotá, donde un equipo multidisciplinario de especialistas determinó que debía ser sometido de manera inmediata a una craniectomía descompresiva, una cirugía de alto riesgo utilizada para reducir la presión intracraneal y salvar la vida del paciente.
La intervención fue liderada por el reconocido neurocirujano Fernando Hakim, jefe del Departamento de Neurocirugía del Hospital Universitario Fundación Santa Fe de Bogotá, quien cuenta con más de tres décadas de experiencia en el tratamiento de patologías del cerebro, la médula espinal y la columna vertebral.
La craniectomía descompresiva consiste en retirar una porción del cráneo para que el cerebro pueda expandirse en casos de traumatismos severos o edemas. Según explicó el doctor Harold Úsuga, expresidente del Capítulo Antioquia de la Asociación Colombiana de Neurocirugía, este procedimiento se realiza como una medida extrema para evitar complicaciones mortales como infartos cerebrales o la herniación del cerebro, una condición en la que la presión interna empuja al cerebro hacia la base del cráneo, lo cual puede provocar la muerte inmediata por paro cardiorrespiratorio.
“Si el neurocirujano no hace la craniectomía descompresiva en las primeras seis horas, el paciente puede fallecer”, señaló Úsuga. “Después de ese tiempo, es incierto si se obtienen beneficios clínicos, por eso la rapidez es clave”.
No obstante, salvar la vida de un paciente con una lesión cerebral de este tipo no garantiza su recuperación integral. De acuerdo con el neuromédico José David Martínez Gaviria, la mayoría de quienes sobreviven a impactos de proyectil en la cabeza y son intervenidos con este tipo de cirugía presentan secuelas a corto, mediano o largo plazo.
“El paciente podría desarrollar secuelas cognitivas, como pérdida de memoria o alteraciones en la atención; secuelas motoras, como dificultades para moverse; secuelas visuales, si la lesión afectó el lóbulo occipital; o secuelas en el lenguaje, como problemas para hablar o comprender”, explicó Martínez Gaviria.
El experto también indicó que será el equipo médico a cargo del tratamiento de Uribe Turbay quien determine en las próximas semanas la naturaleza y extensión de estas posibles secuelas. De hecho, aún es temprano para establecer un diagnóstico definitivo, ya que el cerebro necesita tiempo para desinflamarse y mostrar señales claras de daño permanente.
En cuanto a la herida del muslo izquierdo, se presume que el proyectil afectó estructuras vasculares periféricas, lo cual, aunque grave, no representaba la misma urgencia vital que el impacto en el cráneo. Por esa razón, los especialistas priorizaron el procedimiento neuroquirúrgico para evitar un desenlace fatal.
La situación de Miguel Uribe Turbay ha generado muestras de solidaridad desde distintos sectores políticos, sociales y ciudadanos, mientras las autoridades adelantan investigaciones para esclarecer los móviles del atentado y dar con los responsables.
Por ahora, el país permanece atento a los avances del estado de salud del precandidato. La posibilidad de que su recuperación implique terapias de rehabilitación neurológica, fisioterapia o incluso intervenciones adicionales no está descartada. Su caso se ha convertido en un símbolo de los desafíos que enfrentan las víctimas de violencia política en Colombia, y también en una alerta sobre la vulnerabilidad a la que están expuestos los líderes en campaña.
El pronóstico sigue siendo reservado, y cada hora es crucial para determinar el rumbo de la recuperación. Lo único claro hasta el momento es que el camino para Miguel Uribe Turbay será largo, complejo y requerirá del acompañamiento médico, psicológico y social para afrontar las secuelas de un ataque que conmocionó al país.
Y.A.