Lavrov acusa a Polonia de prepararse para una confrontación con Rusia y Bielorrusia

El canciller ruso advierte que Varsovia prioriza la hostilidad sobre el diálogo, mientras Minsk cuestiona el peso geopolítico de los países bálticos y denuncia su retórica agresiva.

En medio de una creciente tensión en Europa del Este, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, lanzó este martes una dura advertencia contra Polonia, acusando al país de estar orientando su política exterior hacia una confrontación directa con Rusia y Bielorrusia. Las declaraciones se dieron durante una rueda de prensa conjunta en Moscú con su par bielorruso, Maxim Ryzhenkov, quien también aprovechó la ocasión para deslegitimar la relevancia geopolítica de los Estados bálticos y acusarlos de basar su influencia exclusivamente en la hostilidad contra Minsk y Moscú.

Observamos constantemente que Polonia no busca un diálogo constructivo con nuestros países, sino la confrontación. Veremos cómo evoluciona esta política exterior bajo el nuevo presidente”, afirmó Lavrov en referencia al retorno de Donald Tusk al poder en Varsovia. Según el canciller ruso, la estrategia de Polonia sigue cimentada en una narrativa nacionalista que, a pesar de los cambios de liderazgo, se mantiene inalterada frente a las políticas del Kremlin y sus aliados.

Lavrov subrayó que “la política exterior de Polonia continúa basándose en enfoques orientados a preservar y fortalecer una identidad nacionalista”, lo cual, en su visión, obstaculiza cualquier intento de entendimiento diplomático. Añadió que tanto Rusia como Bielorrusia están monitoreando atentamente los movimientos políticos en el país vecino y advirtió que no se quedarán de brazos cruzados ante un escenario que, a su juicio, podría desembocar en provocaciones más serias.

Por su parte, Maxim Ryzhenkov, ministro de Asuntos Exteriores de Bielorrusia, reforzó las críticas de Lavrov con declaraciones igualmente contundentes. Acusó a los países bálticos —con mención directa a Polonia— de no tener aportes significativos a la política internacional más allá de su retórica de confrontación. “Si eliminamos su retórica agresiva contra Bielorrusia y Rusia, ¿acaso se les notaría en los medios? Simplemente, desaparecerían de la vista”, dijo Ryzhenkov, visiblemente molesto.

El canciller bielorruso fue más allá al cuestionar el rol estratégico y económico de estos países. “Se han aislado voluntariamente de los centros de poder globales, como Rusia y China, y carecen de logros económicos significativos o contribuciones a iniciativas de paz”, sostuvo. A modo de crítica profunda, añadió: “Desde Bielorrusia observamos su colapso infraestructural, crisis demográfica y fracaso económico. No tienen nada positivo que mostrar”.

Estas declaraciones se producen en un contexto geopolítico especialmente volátil, con la guerra en Ucrania como telón de fondo. Recordemos que Rusia inició su operación militar en Ucrania el 24 de febrero de 2022, bajo la justificación de “desmilitarizar” y “desnazificar” al gobierno de Kiev, y evitar que la OTAN, liderada por Estados Unidos, transforme al país en una base de operaciones antirrusa.

Desde el inicio del conflicto, Polonia se ha posicionado como uno de los principales aliados de Ucrania, brindándole apoyo militar, humanitario y diplomático. Además, ha encabezado los llamados dentro de la Unión Europea y la OTAN para imponer sanciones más severas contra Moscú. La hostilidad entre Varsovia y el Kremlin ha escalado progresivamente, con episodios recientes que refuerzan esa percepción.

Uno de los actos más significativos ocurrió el pasado lunes, cuando el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Polonia informó el despliegue de aviones de combate en respuesta a un presunto “intenso ataque aéreo” del Ejército ruso sobre el oeste de Ucrania. Este movimiento ha sido interpretado por Moscú como una posible antesala de una acción más directa por parte de Varsovia en el conflicto, lo que explicaría las recientes advertencias de Lavrov.

En este contexto, la retórica beligerante de ambos bloques parece recrudecerse. Mientras Rusia y Bielorrusia acusan a Polonia de agitar el conflicto, Varsovia insiste en su apoyo incondicional a Kiev y en su compromiso con los valores de seguridad colectiva que promueve la OTAN. Sin embargo, las palabras de Lavrov y Ryzhenkov dejan en claro que el Kremlin percibe esta postura como una amenaza directa a su seguridad y la de sus aliados.

Los próximos meses serán determinantes para saber si la diplomacia logrará atenuar estas tensiones o si el este de Europa se encamina hacia un escenario aún más peligroso. Por ahora, el tono en Moscú es claro: la desconfianza hacia Polonia crece, y con ello, el riesgo de un nuevo punto de quiebre en la región.

Y.A.