Por: Diógenes Rosero
El atentado contra Miguel Uribe muestra que la violencia política en Colombia -tristemente- sigue estando vigente. Esto, en medio de una crisis de inseguridad y fuerte crispación política que se convierte en el escenario ideal para los violentos.
Lamentable que estemos viviendo una etapa que parecía superada en la democracia colombiana ¿se busca generar zozobra, miedo y mandar un mensaje de intimidación a la sociedad?
En medio de la confusión, se tejan especulaciones, se señalan culpables y se ha generado más división, un camino peligroso que puede generar más violencia.
El liderazgo nacional fuertemente polarizado se ha quedado en señalar responsables y menos en buscar unidad para la fortaleza democrática.
Deben aparecer terceros que habiliten un espacio para el diálogo y buscar salidas a la crisis, es necesario que la sociedad civil actúe como mediador para lograr acuerdos mínimos y mandar un mensaje de unidad nacional.
Le cuesta al gobierno generar confianza en un ambiente tan enrarecido en dónde se viene de un fuerte enfrentamiento político ¿Se requieren cambios ministeriales para aplacar la crisis y mandar un mensaje paz política?
La respuesta institucional a lo sucedido debe ser rápida, transparente y que le diga al país de dónde vino el ataque. De esto dependerá la paz en medio de la campaña electoral ¿Se puede pensar en una comisión interinstitucional que aclare lo sucedido?
Todos queremos que Miguel Uribe Turbay se recupere, hay que unirnos en una sola voz por su salud y hacer manifestaciones simbólicas de rechazo a la violencia y de protección a nuestra democracia.