Está comprobado que el permanente caos en el servicio de urgencia en los hospitales, centros de salud y hasta en clínicas privadas, solo se resolverá con un modelo de salud integral para la gente de escasos recursos económicos; ojalá que se pueda resolver esta problemática lo más pronto.
La forma como se atiende a la gente en el actual sistema de salud es tan caótica y despersonalizada que cuesta trabajo encontrar un directo responsable de tantos fallecimientos en las puertas de los hospitales, especialmente en el servicio de urgencia.
No se sabe porqué en una sala de urgencias las personas tengan que pasar horas esperando, cuando se supone que sus problemas de salud requieren atención inmediata.
En la mayoría de hospitales, clínicas y puestos de salud se registran niveles de ocupación promedio del 200 por ciento y lo verdaderamente urgente y vital se diluye entre lo menos grave, lo cual pudiera ser atendido por otros canales del sistema de salud.
Ocurre ahora que algunos profesionales tienen estrictas restricciones de toda índole que prácticamente les prohíben ordenar exámenes y formular medicamentos de los que llaman de alto costo, así sean los únicos que le sirven al paciente para aliviar sus males y terminan remitiendo un caso en teoría sencillo al especialista, cuyas citas –cuando se las otorgan– son para muchos meses después.
Los usuarios, que no tienen la capacidad para determinar la gravedad de su caso, no esperan y recurren a la puerta de las urgencias.
Eso explica el porqué de la congestión en estos servicios, lo cual es algo típico de la mayoría de los hospitales del país, a eso se suma otro factor, la hospitalización de pacientes, que transgrede el carácter de estos espacios, donde la atención debe ser ambulatoria. Muchos de estos ‘hospitalizados’ permanecen allí porque sus EPS, que también carecen de una red de servicios suficiente, no tienen adónde remitirlos.
Lo más indignante ante semejante panorama, que ni es nuevo ni es desconocido para las autoridades de salud y menos para las E.P.S. es que los pacientes tengan que dar las gracias porque los atienden luego de cuatro o cinco horas de espera.
Sobre el aspecto –el de una reforma al sistema de salud– del cual se nos ha hablado mucho en las esferas gubernamentales, en los últimos meses existe gran expectativa en Colombia.