Por: Redacción Web; M.S.
La crisis en el sector bananero del país se agrava con cada día que pasa debido a los bloqueos campesinos que se desarrollan en distintas zonas del departamento, especialmente en San Pablo y Río Frío. La Asociación Colombiana de Bananeros (Augura) ha emitido un llamado urgente al gobierno nacional, departamental y local para que se sienten a dialogar con las comunidades que mantienen las vías bloqueadas, afectando el transporte de productos y dejando grandes pérdidas económicas a miles de familias.
“Esta obstrucción está afectando gravemente el tránsito y, de manera aún más crítica, está perjudicando a nuestros pequeños productores bananeros”, advirtió la asociación en un comunicado. “Ya llevamos más de cuatro días de paro, y las pérdidas en nuestro sector se agravan con cada día que pasa. Más de 19.000 familias dependen económicamente de este cultivo, y hoy ven amenazado su sustento”.
Juan Carlos Torregroza, pequeño productor de la región, expresó su preocupación por los impactos directos del paro: “Lo más preocupante es que son campesinos afectando a otros campesinos. Hoy se están perdiendo cajas ya procesadas en las fincas porque no hay forma de sacarlas. No vemos un Estado verdaderamente preocupado por la economía de estos pueblos olvidados, casi macondianos”.
Torregroza también enfatizó la necesidad de que el gobierno se haga presente con soluciones reales: “Todos somos parte del problema, pero también parte de la solución. El banano represado y el café que viene son regalías para el país. Si las vías están buenas, todos ganamos”.
La situación también ha afectado a productores de mango, otro cultivo fundamental en la zona. Javier Quinto, productor agropecuario, relató su experiencia: “Salí de mi casa a las cinco de la mañana y regresé a las once y media. No pudimos continuar el proceso, tenemos la fruta estancada. Vivimos una incertidumbre total. Si no sacamos la producción, ¿con qué nos van a pagar los productores?”
Los testimonios evidencian el impacto humano y económico de los bloqueos, que ponen en jaque a cientos de familias campesinas. El clamor es claro: los productores piden al Gobierno nacional que se haga presente, que escuche, pero sobre todo que actúe. El campo colombiano no puede seguir esperando.