El organismo de control alertó que la autosuficiencia energética del país se debilita por la falta de nuevos descubrimientos de hidrocarburos, y urgió a rediseñar las políticas energéticas para evitar una futura dependencia de importaciones.
La Contraloría General de la República encendió las alarmas sobre la sostenibilidad energética del país tras la publicación del más reciente Informe de Reservas y Recursos Petroleros por parte de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), en el que se evidencia una preocupante disminución en las reservas de gas natural y una aparente estabilidad superficial en las de petróleo.
Según el reporte de la ANH, en 2023 se registró una caída del 13% en las reservas probadas de gas natural, lo que redujo el horizonte de autosuficiencia energética de 6,1 a 5,9 años. Frente a esta situación, la Contraloría enfatizó que este retroceso representa un riesgo concreto para la seguridad energética del país, ya que la capacidad de respuesta ante escenarios de alta demanda o interrupciones en el suministro es cada vez menor.
En cuanto al petróleo, aunque se informó un leve aumento en el horizonte de autosuficiencia de 7,1 a 7,2 años, la Contraloría calificó esta cifra como una “estabilidad aparente más que una mejora estructural”. El incremento, explicó la entidad, se debe en su mayoría a reevaluaciones de yacimientos existentes y no al hallazgo de nuevos recursos. “El verdadero indicador de evolución de las reservas, para fines de la seguridad energética, es la incorporación de aquellas clasificadas como nuevas, es decir, producto de descubrimientos reales”, señaló con firmeza el organismo de control.
El informe de la ANH detalló que durante 2023 solo se incorporaron 37 Giga Pies Cúbicos (GPC) de gas natural como nuevas reservas, frente a una producción anual de 351 GPC. En otras palabras, “por cada 10 moléculas que se extraen, se repone solo una”. Aún más grave es la situación del petróleo, donde se incorporaron únicamente 3 millones de barriles nuevos, lo que equivale a “por cada 100 barriles que se extraen, apenas se encuentra uno nuevo”.
Ante este panorama, la Contraloría advirtió que si bien es positivo que se estén gestionando mejor las reservas ya existentes, estas medidas solo retrasan la pérdida de autosuficiencia y no ofrecen una solución de fondo. “Su alcance estará limitado a lo ya encontrado”, enfatizó la entidad, alertando que una vez se agoten esos recursos, Colombia podría verse obligada a depender permanentemente de la importación de combustibles.
La preocupación de la Contraloría se centra también en los largos ciclos que caracterizan a la industria petrolera. Desde la adjudicación de un área para exploración hasta el descubrimiento y explotación de un yacimiento pueden transcurrir más de cinco años. Como ejemplo, la entidad citó el reciente hallazgo del yacimiento de gas “Sirius”, cuyo proceso contractual se inició en 2004.
Por ello, la entidad instó al Gobierno a actuar de forma urgente. “El país aún está a tiempo de reorientar las políticas para aumentar tanto la oferta de gas natural como la de petróleo”, subrayó el comunicado, haciendo un llamado directo a los ministerios y entidades del sector energético.
La Contraloría también hizo énfasis en los escenarios proyectados de déficit energético, los cuales advierten un punto crítico en el suministro de gas a partir de 2026 y de petróleo en 2030, si no se toman medidas correctivas. “No actuar ahora implicaría poner en riesgo la autosuficiencia energética del país, justo cuando las metas de transición energética aún enfrentan serias limitaciones técnicas y financieras”, advirtió.
En su evaluación final, el organismo fue contundente: al ritmo actual, es altamente probable que las metas de la transición energética no logren suplir de forma oportuna ni suficiente la creciente demanda de energía convencional que se prevé para los próximos años. Este diagnóstico no solo pone en entredicho la seguridad energética, sino que plantea la necesidad urgente de revisar la estrategia energética nacional, priorizando la exploración, reposición de reservas y un balance realista entre sostenibilidad ambiental y seguridad de abastecimiento.
Y.A.