Graduada en comunicación social, Maciel buscaba consolidar su futuro en Barranquilla después de un año de regreso.
Por: Redacción Judicial.
DIARIO LA LIBERTAD
Sentada frente a la sede de Medicina Legal en Barranquilla, con los ojos hinchados y la voz quebrada, Isabel Rúa apenas puede articular palabras. Acaba de reconocer el cuerpo de su hija, Maciel Karina Gómez Rúa, la joven DJ asesinada en medio de un ataque armado durante una fiesta electrónica en una cabaña de Puerto Colombia.
“Mi hija solo fue a trabajar. Me dijo que quizás regresaba temprano porque estaba cansada. Pero se quedó un rato más… y ahí fue cuando llegaron esos desalmados”, dijo entre lágrimas.
La joven de 25 años, conocida como DJ Maciel, murió en tarima, haciendo lo que más amaba. No tuvo tiempo de escapar. Las balas le arrebataron la vida frente a decenas de asistentes que aún no entienden lo que ocurrió. Era comunicadora social, y llevaba un año de regreso a Barranquilla tras estudiar en Bogotá.

Su madre la describe como una joven noble, casera, trabajadora. “No estaba metida en nada malo. Solo quería salir adelante con su música”.
En esa fiesta no estaba sola. La acompañaba su hermana mayor, Aleja Gómez, reconocida influenciadora y exporrista del Junior, quien también resultó herida pero sobrevivió.
Horas después del ataque, Aleja publicó un desgarrador video que habría sido filmado horas antes de la matanza: “Apagaron tu luz, mi niña chiquita y consentida. Este dolor me está matando, Maci… eras mi equipo de trabajo, mi complemento. Este dolor será para toda la vida nunca te voy a superar mi inocente hermana, que no tenia nada que ver me la llevaron por delante ¿Qué voy a hacer sin ti?”, escribió.
El crimen ha causado conmoción en redes sociales, donde el nombre de Aleja Gómez volvió a figurar no solo por su dolor, sino por un oscuro antecedente: el año pasado fue mencionada en un panfleto de la banda criminal ‘Los Costeños’, en el que se señalaba a varias figuras públicas presuntamente vinculadas a actividades ilegales.
En aquel entonces, Aleja negó rotundamente cualquier nexo con estructuras criminales y publicó un comunicado para desligarse de esas acusaciones. Hoy, su familia llora la pérdida de una hija inocente atrapada en una violencia que, según dicen, no les pertenece.
Maciel no tenía antecedentes, ni vínculos con ningún grupo. “Solo estaba tocando música. No merecía morir así”, dijo su madre, exigiendo a las autoridades que el caso no quede impune.
Maciel era la menor de cinco hermanos, vivía en el barrio El Tabor con sus padres, y tenía una agenda de eventos para este mes. Hoy, su nombre se suma a una dolorosa lista de jóvenes víctimas colaterales de una guerra entre estructuras del crimen organizado.
Ingeniero industrial
El dolor y la incertidumbre invaden hoy a los familiares de Luis Alfredo Vergara Julio, un joven de 25 años que perdió la vida en la masacre ocurrida en la cabaña Eco House Villa de Olvega, en Puerto Colombia. Luis Alfredo es una de las tres víctimas fatales del ataque perpetrado por cuatro sicarios la noche del lunes festivo, que también dejó nueve personas heridas.
Para sus seres queridos, la tragedia es aún más difícil de asimilar, pues Luis Alfredo no solo era un joven lleno de sueños y proyectos, sino también un ser querido que luchaba por salir adelante pese a las dificultades. Había estudiado Ingeniería Industrial en la Universidad del Atlántico hasta sexto semestre, aunque la pandemia lo obligó a pausar sus estudios.
Desde su barrio Las Palmas, donde residía, la familia recuerda sus ganas de continuar y su amor por la música, que lo acompañó durante la fiesta electrónica donde compartía con amigos antes de que la violencia se cobrara su vida.