El exjefe paramilitar Carlos Mario Jiménez, alias Macaco, fue hallado culpable de liderar un plan criminal entre 2000 y 2005 que dejó más de 230 víctimas de asesinatos, desapariciones, desplazamientos forzados y otros delitos atroces.
Un juez penal especializado de Bucaramanga condenó a 20 años de prisión a Carlos Mario Jiménez Naranjo, conocido como alias Macaco, uno de los más temidos exjefes paramilitares de Colombia, por su participación directa y liderazgo en 141 hechos criminales que ocurrieron entre los años 2000 y 2005. El fallo judicial lo responsabiliza por una serie de atrocidades que incluyeron asesinatos selectivos, desapariciones forzadas, desplazamientos masivos, violencia sexual y torturas cometidas en diferentes regiones del país.
Además de la pena privativa de la libertad, alias Macaco deberá pagar una multa equivalente a 25.000 salarios mínimos legales mensuales vigentes, como sanción económica por la magnitud de los crímenes. La sentencia incluye una clara negación de los beneficios de suspensión condicional de la pena y prisión domiciliaria, por lo que el exparamilitar deberá cumplir la condena en una cárcel.
El fallo lo declaró culpable de delitos de homicidio agravado, homicidio en persona protegida, desaparición forzada agravada, desplazamiento forzado, tortura en persona protegida, acceso carnal violento en persona protegida, acceso carnal violento, secuestro simple agravado, reclutamiento ilícito y deportación, expulsión, traslado o desplazamiento forzado de población civil.
La investigación estuvo a cargo de la Fiscalía General de la Nación, específicamente desde la Dirección Especializada contra las Violaciones a los Derechos Humanos, la cual logró establecer que alias Macaco no solo tenía pleno conocimiento de los crímenes, sino que promovió un plan sistemático para asesinar, desaparecer y desplazar a cualquier persona que representara una amenaza para su estructura criminal.
Las acciones delictivas fueron ejecutadas por grupos de autodefensas bajo su mando en los departamentos de Antioquia, Bolívar, Caquetá, Cundinamarca, Nariño, Norte de Santander, Risaralda y Santander. En total, se acreditaron 237 víctimas que padecieron las consecuencias de este aparato criminal entre 2000 y 2005.
Entre los crímenes que motivaron la condena se encuentra el asesinato del periodista Flavio Iván Bedoya Sarria, ocurrido el 27 de abril de 2001 en Tumaco (Nariño); así como el homicidio del investigador del CTI Orlando Torres Losada, el 19 de septiembre de 2002 en Florencia (Caquetá). Igualmente, alias Macaco fue hallado responsable del asesinato de los integrantes de la Unión Patriótica (UP), Arsenio Paloma y Oleider Paloma Viuche, el 26 de marzo de 2002 en La Montañita (Caquetá).
También reconoció su participación en el desplazamiento forzado de los habitantes de la hacienda Las Pavas, en el Sur de Bolívar, en septiembre de 2003, un caso emblemático del despojo de tierras a comunidades campesinas en medio del conflicto armado.
Otro de los crímenes que estremeció al país y fue confesado por alias Macaco fue el abuso sexual de una joven en Barrancabermeja (Santander), el 14 de julio de 2002. A este hecho se suman el homicidio de las hermanas Yenny Patricia, Mónica Liliana, Nelsy Milena y María Nelly Galárraga Meneses, ocurrido en Putumayo el 1 de enero de 2001, y la tortura, acceso carnal violento y desplazamiento forzado de una mujer en San Pablo (Bolívar) el 5 de noviembre de 2004.
Esta sentencia representa uno de los fallos más contundentes en la lucha contra la impunidad de los crímenes cometidos por grupos paramilitares durante el conflicto armado colombiano. Aunque alias Macaco ya había sido procesado por otros delitos, este nuevo fallo consolida su responsabilidad como uno de los máximos responsables de violaciones sistemáticas a los derechos humanos en el país.
La decisión del juez reafirma la obligación del Estado de garantizar justicia a las víctimas y marca un precedente importante en la judicialización de los máximos responsables de los crímenes más graves. La sociedad civil y organizaciones de derechos humanos han valorado esta condena como un paso relevante hacia la verdad, la reparación y la no repetición de las atrocidades del pasado.
Y.A.