Los aranceles y el TLC

Por: Enrique Daza Gamba

Los aranceles son un impuesto que pagan los exportadores al introducir una mercancía a otro país, un mecanismo utilizado ampliamente por todos los países para proteger la producción local de la competencia extranjera. Fueron la base del fortalecimiento de los mercados internos en las etapas nacientes de la industrialización, pero también en muchos momentos posteriores.

La utilidad de los aranceles

Al aplicar impuestos a las mercancías extranjeras, Inglaterra y Estados Unidos, cunas de la industrialización occidental, promovieron el desarrollo industrial y agropecuario.

En Colombia también se usó el mecanismo de los aranceles en el siglo pasado para proteger la industrialización incipiente, aunque la aplicación errática y la falta de una política verdaderamente industrialista solo permitieron crear una frágil infraestructura industrial.

Con la apertura económica y los tratados de libre comercio se comenzaron a desmontar los aranceles, y la producción nacional quedó expuesta sin escudos a la competencia extranjera, dando origen a la desindustrialización y a la pérdida de la autosuficiencia y la soberanía alimentarias.

Los tratados comerciales y los aranceles

En todos los tratados comerciales se incluyen disposiciones en materia de aranceles y los mecanismos de integración regional establecen preferencias arancelarias hacia los países que la conforman.

En un tratado de libre comercio la situación es diferente. Se incluye en la eliminación arancelaria todo el universo arancelario, con todos los productos, y el objetivo se propone reducir a cero los aranceles por lo general en un periodo de 10 años, con contadas excepciones. El tratado no establece mecanismos para subir los aranceles sino para bajarlos

En nombre de la vinculación al mercado mundial, Colombia ha ido reduciendo los aranceles, hasta el punto de que en forma inmediata a la entrada en vigor del TLC con Estados Unidos se propuso pasar de un arancel promedio del 11,9 % a cero, mientras que los Estados Unidos los reducían del 4,4% a cero.

Se firmó el TLC a sabiendas de que la producción agraria exponía la producción nacional a una competencia desproporcionada con la de Estados Unidos y para ello se previeron mecanismos de protección como salvaguardias automáticas, amplios plazos de desgravación, contingentes arancelarios y plazos de gracia.

Colombia apenas ha usado las salvaguardias, las cuales solo se pueden aplicar temporalmente, y los contingentes arancelarios no eliminan la llegada masiva de importaciones. Además, los plazos de gracia ya se cumplieron todos.

Se intentaron una serie de medidas para lograr un acceso real al mercado estadounidense, entre ellas, instalando comités que permitieran superar las barreras sanitarias y fitosanitarias existentes allí, pero después de 13 años apenas ha crecido recientemente la exportación de algunos productos tropicales como aguacate, limón y otras frutas tropicales.

En productos como azúcar, etanol, tabaco, lácteos y carnes se estableció un sistema de cuotas para la exportación por parte de Colombia. En productos como el arroz se estableció un plazo de 19 años para la eliminación de los aranceles, en el mercado avícola 18 años, en el maíz 12 años y en la leche en polvo, el yogurt, el queso y los productos lácteos procesados, 14 años.

Lo anterior significa que en los próximos cinco años llegarán todos estos productos en forma masiva. Como los contingentes van creciendo, el Tratado desestimula la producción local.

En materia industrial, Colombia otorgó el acceso ilimitado inmediato al 81,8% de los productos y a otros con un plazo de desgravación de 5 años. A los 13 años de implementación del Tratado todo el universo arancelario, con muy contadas excepciones, ha quedado expuesto a la competencia estadounidense.

Un supuesto básico del TLC fue que la eliminación arancelaria inmediata y los plazos de desgravación permitirían al aparato productivo colombiano abaratar los costos de producción y prepararse para la competencia abierta con los productores estadounidenses.

El sueño no se ha hecho realidad. En productos lácteos, Colombia importó más de 36.000 toneladas de leche en polvo. En maíz, importó en 2023 más de mil millones de dólares, que representan el 80% de la demanda. EL gobierno colombiano puso un pequeño arancel del 4,86% a las importaciones de leche en polvo ante la evidencia de que estaban subsidiadas, pero ese irrisorio porcentaje no les compensa el desbalance a los productores colombianos.

Según el Servicio de Agricultura Exterior del USDA, las exportaciones agrícolas de EE. UU. a Colombia alcanzaron $4.5 mil millones en 2024, un aumento del 21% en comparación con 2023.

Estados Unidos es el principal proveedor agrícola de Colombia, con una cuota del 43% del mercado total de importaciones agrícolas.

En 2024 las exportaciones de bienes manufacturados desde Estados Unidos superaron los $12 mil millones de dólares, mientras que, en contraste, las exportaciones de manufacturas colombianas, sin incluir petróleo y sus derivados, llegó apenas a alrededor de 2 mil millones, las cuales se verán afectadas con el nuevo gravamen del 10% aprobado por Trump.