Por: Walter Pimienta
(O un caso de sinonimia y “antonimía”)
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Eran las siete de la mañana. Se encontraron en la parada del bus. Uno era gordo, mejor, exageradamente gordo, gordísimo; insoportablemente gordo, inaguantablemente gordo, y, al mismo tiempo, se le veía orgulloso de sr gordo; de esos que para nada disimula ser gordo y parecía sentirse halagado de serlo. Tenía cara de llamarse Talabut, como es factible podría llamarse un gordo como este; nombre que poco le serviría porque a este gordo tan gordo, a lo mejor lo apodaban: “Panchopanza” -digo yo-. El otro, el flaco, era exageradamente flaco, flaquísimo, insoportablemente flaco, inaguantablemente flaco, y, al mismo tiempo, se le veía orgulloso de ser flaco, de esos que para nada disimula ser flaco y parecía sentirse halagado de serlo. Tenía cara de llamarse Canuto- como, es factible podría llamarse un flaco como este; nombre que poco le servía porque a este flaco tan flaco, a lo mejor lo apodaban: “Larguirucho”, en asonancia con su nombre. Aunque bien le cabían los de: “Palito e’ pincho”, “Tripaseca”, “Ropa sin gente”…o cualquier otro así…
Talabut; es decir, “Panchopanza”, minutos antes, en la fritanga de la esquina, se había comido diez empanadas, cuatro arepas de huevo y cinco caribañolas que pasó con cuatro tazas de café de leche…Tenia en los labios restos de suero atoyabuey. flaco, hacía dos horas, en su casa, se habría tomado un café de pobre, largo y chiflado, sin pan siquiera., se le notaba.
El gordo y el flaco, se miraron como si se conocieran. Nunca se habían visto antes. Tenían caras de ser amigos sin serlo. La mirada que el gordo le dio al flaco fue gruesa, así como miran los gordos a las personas; pero amistosa. La mirada del flaco al gordo, fue delgada y paupérrima, así como miran los flacos a las personas; pero amistosa…
Llegaron más usuarios del servicio de bus a la misma estación y el gordo los miró como miran los gordos a la gente…Y el flaco también los miró de la manera en que miran los flacos a la gente…
El gordo le hizo un guiño al flaco y los dos, se sonrieron, parecían amigos de esos que al encontrarse, empiezan la conversación con un “Hola, Flaco…. Tanto tiempo sin verte”.
Y el flaco que igual le diría con flaca voz: “Aquí, gordo… ni bien ni mal…tal vez mal…cada vez más flaco.
Y navegando en una ficticia conversa, el gordo y el flaco, también sintieron las miradas de los presentes que sin hablarles, porque no los conocían y a lo mejor se decían: Estos parecen amigos desde la escuela. Deben ser casados. Deben tener hijos… y preguntas así como: ¿Para dónde irán? ¿ Por qué será que el gordo está tan gordo y el flaco, tan flaco? El gordo debería ir al gimnasio para bajar de peso, y el flaco no porque se quiebra…¿Qué apodo tendrán? Siempre a los gordos, la gente les pone epodos y también a los flacos.
Paso alguien que iba en un bus, que no era el que el gordo y el flaco esperaban y, por la ventanilla, alguien groseramente, confirmado la inquietud de los que estaban ahí, le gritó al gordo: “!Panchopanzaaaaa¡”.
…Y los cercanos en la estación ya no se harían más supuestos. “Panchopanza”, inobjetablemente, era el gordo.
…Y enseguida pasó oro bus, que tampoco era el esperado, y ocurrió lo mismo. Alguien, por la ventanilla, que seguro conocía al flaco, cual un saludo burlón, grito: “¡Palito e’pinchooooo!”.
…Y ya los presentes tenían confirmados los apodos del gordo y el del flaco que, con ellos, esperaban el mismo bus y los creyeron amigos desde la niñez…quien sabe…o vecinos del barrio…Y quizá a uno de los comparecientes se le ocurrió pensar que en casa del gordo, su mujer fuera gorda y gordo el perro y el gato y gordo los hijos…A si como en la casa del flaco, su mujer fuera flaca y flaco el perro y el gato y flacos sus hijos…Y a la hora de pensar qué comía el gordo, otro, por cierto maestro de escuela, por su cara y el maletín que portaba, docto en sinónimos y antónimos y palabras similares, muy al día en los boletines de La Real Academia Española, se imaginaria, en el caso del flaco, que este estaba flaco por: melindroso, remilgado gazmoño, cursi, dengoso, denguero, remirado, blandengue, ñoño, contumerioso, mitotero o mesingo…Y que el gordo estaba gordo por: glotón, voraz, insaciable, hartón, guzgo, tagarote, comilón, tragón, zampón, tragaldaba y “come que haya”.
De pronto apareció el bus esperado. La mayoría se hicieron a este. El flaco, por flaco, no tuvo problema para entrar…y el gordo; entre empujones, espichamientos de la barriga, roces de nalga y estrujones sin conciencia, entró. Y vainas de la vida… quiso el destino del gordo y el flaco que increíblemente encontraran asiento juntos El gordo ocupaba media banca y el flaco, a su lado, sentado en media nalga huesuda, se consolaba en la misma angustia.
…Y el bus se fue con su carga humana amenizándola con el alboroto musical de su radio, mientras el gordo pensaba en cómo hubiera sido su vida y en la cantidad de cosas que hiciera si tuviera la flacura del flaco con quien compartía el puesto. Y el flaco, a su vez, pensaba en preocuparse por comer un poco más, dándole de comer un poco menos al perro y al gato. En tanto el maestro de escuela, viendo al gordo y al flaco juntos, desde el puesto de atrás se decía.
-Divergencias de la vida .
Y sacando una libretica de notas, tomó el bolígrafo que lleva en un bolsillo de la camisa y escribió para su clase de ese día: Divergencia. Acción y efecto de divergir. Sinónimos: conformidad, acuerdo, igualdad, paridad. Antónimos: inconformidad, desacuerdo, discrepancia, disconformidad, diferencia, desigualdad, disparidad, desemejanza, desajuste.
Sacó el celular y consultó en Google escribiendo: Antónimos inversos o recíprocos…Y el profeso Google, en pantalla, le contesto: palabras que no pueden existir sin la otra, es decir, son correlativas. Ejemplo: gordo-flaco.
El maestro volvió mirarlos y, sonriendo, se dijo: ambos están de médico.
De pronto, el maestro de escuela, docto en sinónimos y antónimos y palabras similares, muy al día en los boletines de La Real Academia Española, se levantó de su silla, pidió la parada y, como loco que habla solo, evadiendo a los pasajeros que iban de pie, decía: Gordo: grueso, rollizo, obeso, hinchado, rechoncho., Flaco: desmirriado, escuchimizado, esquelético…
…Y bajo.