Barranquilla vive otro capítulo de violencia que indigna a una comunidad harta del miedo. Héctor Augusto Martínez Montoya, comerciante de 62 años, fue asesinado a tiros dentro de su local por negarse a seguir pagando extorsiones.
El reloj marcaba la noche del sábado cuando un hombre entró al negocio de Héctor Martínez, ubicado en la calle 38 con carrera 35 del barrio San Roque, y sin mediar palabra le disparó. El comerciante cayó herido de gravedad tras recibir un balazo en el cuello y otro en el abdomen. Vecinos lo auxiliaron de inmediato y fue trasladado a la Clínica Centro. Horas más tarde, los médicos confirmaron su muerte. El crimen, sin embargo, solo se conoció públicamente este lunes, generando una oleada de indignación entre los residentes del sector. Detrás del homicidio hay una historia repetida y dolorosa: la extorsión. Héctor, como otros comerciantes de la zona, era víctima del cobro de “vacunas”. Según se conoció, le exigían 15 millones de pesos para dejarlo trabajar, y además un pago mensual de 200 mil pesos. Los cobros se hacían a través de plataformas digitales como Nequi, dejando un rastro que, pese a estar en conocimiento del Gaula, no evitó la tragedia. Días antes del crimen, otro local cercano fue atacado a tiros por oponerse a pagar. Era una advertencia. Héctor también había decidido resistirse. Fue su sentencia. Mientras las autoridades aseguran estar tras la pista de los responsables, los habitantes de San Roque claman justicia. No quieren más comunicados ni promesas: exigen resultados. Porque en este barrio, trabajar honradamente no puede seguir siendo una condena de muerte.
