Hay que despertar los músculos dormidos: El secreto para envejecer sin sufrimiento

Aunque envejecer con dolor ha sido considerado inevitable, expertos promueven el movimiento consciente como una clave para vivir la adultez mayor con autonomía y salud.

Redacción Sociales
LA LIBERTAD

¿Es realmente inevitable vivir con dolor al llegar a la adultez? Durante décadas, muchas personas han asumido que la rigidez, el malestar y la pérdida de fuerza son consecuencias naturales del paso del tiempo. Sin embargo, la ciencia actual y el testimonio de adultos mayores activos desmienten esta creencia.

Hoy, la clave para llegar a la vejez con autonomía, salud y bienestar no está en costosos tratamientos ni en medicamentos milagrosos, sino en algo mucho más accesible y poderoso como lo es el movimiento consciente.

En Colombia, el 60% de las personas mayores de 60 años no realiza actividad física frecuente. Esta cifra, revelada por el estudio ‘Sueños y realidades 60+’, refleja la preocupante realidad de que gran parte de la población envejece sin moverse lo suficiente, sin herramientas para enfrentar el deterioro físico y, en muchos casos, sin saber que el movimiento puede ser una forma efectiva de prevención, e incluso de sanación.

En lugar de aceptar el dolor como parte del proceso natural de envejecer, fisioterapeutas como Vanny Pulgarín proponen enseñar a las personas mayores a reconectar con su cuerpo, reaprender a moverse y recuperar la autonomía perdida. La experta, con estudios en traumatología y fisioterapia, viene trabajando en demostrar que envejecer no significa deteriorarse, sino transformarse, asegurando que “moverse mal duele, pero moverse bien sana”.

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La trampa del sedentarismo

La realidad es que muchos adultos mayores pasan gran parte del día sentados frente al televisor o sin realizar movimientos que activen sus músculos. Esto genera el círculo vicioso de “menos movimiento, más dolor; más dolor, menos movimiento”. Además, condiciones como la sarcopenia (pérdida de masa muscular), la osteoporosis, la artritis o el simple miedo a caerse, alimentan la idea de que moverse es riesgoso.

No obstante, según investigaciones avaladas por la Organización Panamericana de la Salud-OPS, las personas insuficientemente activas tienen entre un 20% y un 30% más de riesgo de morir prematuramente, en comparación con quienes mantienen una rutina física adecuada.

A pesar de estos datos, solo el 12% de los adultos mayores en Colombia accede a fisioterapia preventiva activa. Es decir, aunque la evidencia científica señala que el dolor crónico, que afecta al 70% de esta población en Latinoamérica, puede prevenirse o aliviarse con movimiento guiado, la gran mayoría sigue sin recibir la atención que necesita.

¿Qué es el movimiento consciente?

El movimiento consciente no es simplemente “hacer ejercicio”, sino una forma de habitar el cuerpo con intención, con conocimiento, con respeto por sus límites y posibilidades; es decir, despertar músculos dormidos, recuperar posturas funcionales, aprender a pararse, sentarse o levantar objetos sin generar tensión innecesaria.

Para Vanny Pulgarín, el secreto está en pequeñas acciones cotidianas, guiadas de forma estratégica. Desde técnicas de activación escapular hasta levantarse de la cama sin lastimarse, el movimiento se convierte en una terapia accesible, efectiva y natural. “No se trata solo de eliminar el dolor. Se trata de volver a caminar sin miedo, levantar a un nieto, salir a compartir sin limitaciones. En definitiva, volver a vivir en un cuerpo que acompaña, que no duele”, señala.

Además, el impacto no es solo físico. Es importante mencionar que moverse bien puede reducir los niveles de ansiedad hasta en un 40%, de acuerdo con estudios de la Harvard Medical School.

Y es que el movimiento mejora el estado de ánimo, estimula el sistema nervioso, activa la circulación y conecta al adulto mayor con su entorno social y emocional, rompiendo el aislamiento que muchas veces acompaña al envejecimiento.

Así puede empezar a moverse desde casa

La falta de elementos no es excusa para ponerse en movimiento. Una manera de comenzar es usar cosas que se tienen en el hogar como bandas elásticas, botellas de agua, toallas, sillas, palos de un trapero y el propio peso corporal. A continuación te compartimos una rutina básica:

Activación muscular:

– Pararse y sentarse en una silla sin usar los brazos.
– Levantar los talones estando sentado.
– Cargar un termo con agua con ambas manos, y luego solo con una.
– Sujetar una toalla detrás de la espalda con ambas manos para mejorar la movilidad de hombros.

Entrenamiento del equilibrio:

– Caminar en línea recta durante 10 pasos (en casa o en la acera).
– Pararse sobre un solo pie durante 10 segundos (inicialmente con apoyo).
– Realizar estiramientos suaves para liberar tensión y ganar estabilidad.

Estas actividades, aunque parezcan simples, generan cambios poderosos en la funcionalidad y la confianza corporal. Incluso, ayudan a combatir la kinesofobia, o miedo al movimiento, que aparece tras caídas o cirugías y limita aún más la autonomía.

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De esta forma, se destaca la fisioterapia activa y personalizada no solo como un lujo ni un tratamiento exclusivo para quienes ya han sufrido una lesión; sino también como una herramienta vital para cuidar la salud desde la prevención, mejorar la movilidad, fortalecer la musculatura y mantener la independencia.