Distrito lanza llamado urgente al Gobierno ante reubicación de indígenas en el centro de Bogotá

Indígenas en Parque Nacional.

Cerca de 300 indígenas Emberá se movilizaron desde albergues temporales hacia los alrededores del Parque Nacional, exigiendo su retorno a los territorios ancestrales. El Distrito advierte sobre el riesgo para los menores y responsabiliza al Gobierno Nacional por la situación.

En medio de una nueva jornada de tensión en Bogotá, cerca de 300 integrantes de comunidades indígenas Emberá se desplazaron este lunes hacia los alrededores del Parque Nacional, luego de abandonar el albergue temporal La Rioja y otros puntos de la ciudad donde permanecían alojados. Esta acción representa una nueva etapa en la prolongada crisis humanitaria que enfrenta la ciudad, y que ha puesto en evidencia el vacío de respuestas por parte del Gobierno Nacional a las exigencias de estas comunidades.

El secretario de Seguridad de Bogotá, César Restrepo, confirmó que los indígenas tomaron esta decisión tras esperar por meses una solución definitiva a su solicitud de retorno a sus territorios ancestrales. Según el funcionario, la Unidad para las Víctimas, entidad encargada de gestionar este proceso, no ha dado respuestas concretas, lo que ha motivado esta nueva movilización.

“Esas comunidades las ha atendido el Distrito con todos sus servicios, con su amplitud de servicios, pero sin duda alguna, si están esperando el retorno, si están buscando el retorno, la responsabilidad de esto recae sobre la Unidad de Víctimas”, afirmó Restrepo.

El funcionario también señaló que durante la noche anterior, algunos miembros de la comunidad Emberá se trasladaron hacia la sede de la Unidad para las Víctimas en el complejo San Cayetano, ubicado en la localidad de Engativá, como medida de presión ante el abandono estatal.

Este grupo de indígenas ha protagonizado varios episodios de desplazamiento dentro de la ciudad en los últimos años. Uno de los más críticos fue su asentamiento anterior en el Parque Nacional, donde las condiciones de salubridad, seguridad y protección para los menores eran precarias. Por esa razón, Restrepo hizo un llamado urgente a no repetir este escenario.

“El parque no es un lugar natural para que estén albergados niños. En el invierno que estamos y en las condiciones que ofrece el parque, lo que se pone en peligro es la vida y la integridad de los niños, y adicionalmente ocurren comportamientos que ponen en riesgo incluso a las familias de esta comunidad”, advirtió.

Ante el riesgo inminente, un operativo conjunto entre la Policía Metropolitana y gestores sociales del Distrito impidió que las familias ocuparan nuevamente el Parque Nacional. El Distrito enfatizó que este espacio no es apto para el asentamiento de comunidades, menos aún con la llegada de la temporada invernal.

Restrepo también se refirió a situaciones delicadas registradas en el pasado, como la participación de menores en enfrentamientos o manifestaciones, reiterando la necesidad de proteger a la niñez en estos contextos.

“Hacemos un llamado a que no se instrumentalice a los niños y niñas en medio de estas protestas. Su seguridad debe estar por encima de cualquier exigencia política o social”, expresó.

Además de la comunidad Emberá, campesinos desplazados del Guaviare también se encuentran en condiciones similares en el centro de Bogotá. Actualmente están instalados en la Plaza de Bolívar, esperando atención por parte de las autoridades nacionales, lo que evidencia una crisis estructural en la atención a población desplazada y víctima del conflicto armado.

La situación, que involucra derechos fundamentales como el acceso a la vivienda, la salud y la restitución de territorios, pone al descubierto las debilidades del Estado para dar respuestas efectivas a los pueblos indígenas. Mientras tanto, el Distrito insiste en que ha brindado la atención humanitaria posible, pero subraya que la solución de fondo no está en sus manos.

La Unidad para las Víctimas no ha emitido un pronunciamiento oficial frente a este nuevo desplazamiento, lo que ha generado aún más inconformidad entre las familias Emberá. A medida que pasan los días, la incertidumbre crece para una comunidad que clama por regresar a sus tierras y vivir en condiciones dignas.

Y.A.