Con 23 años, una formación académica impecable y una estirpe de reinas que atraviesa generaciones, la nueva Señorita Atlántico no solo representa la belleza caribeña, sino también una historia familiar marcada por el compromiso, la elegancia y la cultura.
Hija de Juan Carlos Olano Acosta y de Karen Whitman de Olano —virreina nacional y Señorita Atlántico en su momento—, su linaje real se remonta aún más atrás. Su abuela, María Cecilia Acosta Olano, fue Señorita Cundinamarca en el Reinado Nacional del Folclor, y su bisabuela Olano es recordada como la musa del majestuoso mural Apoteosis de Popayán, que preside el paraninfo de la Universidad del Cauca, elegida entonces por su legendaria belleza.
“Soy la segunda de tres hijas. Llevo tres carreras: la primera en biología y biografía, la segunda en mercadeo y relaciones públicas, y acabo de graduarme con una maestría en consejería cristiana”, cuenta con orgullo la joven representante del Atlántico. Además, domina cuatro idiomas: español, inglés, francés y alemán, lo que la convierte en una embajadora cultural preparada para cualquier escenario internacional.
Pero más allá de los títulos y la herencia, lo que define a esta reina es su disciplina y pasión. “Soy una mujer comprometida, con visión y con una profunda fe. Tengo una pasión grande por mi departamento y por mi país. Voy a dar el 100 % para que Atlántico quede en lo alto”, afirma con determinación.
Con una historia familiar tan rica como la suya, la Señorita Atlántico no solo desfila con porte, sino también con un legado que honra y lleva con orgullo. Una reina con propósito, que promete dejar huella más allá del certamen.