En un acto de solidaridad internacional, una misión diplomática integrada por representantes de la Oficina de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONUDH), la Embajada de Canadá y delegaciones de Reino Unido, Noruega, Países Bajos y la Unión Europea, visitó el departamento del Magdalena para conocer de cerca la situación de derechos humanos en la Sierra Nevada de Santa Marta. Este encuentro subraya la urgencia de proteger un territorio sagrado que enfrenta múltiples amenazas.
Encuentro con Autoridades Indígenas
La jornada comenzó con un encuentro con autoridades tradicionales de los pueblos indígenas Arhuaco, Kogui y Wiwa, quienes recibieron a la delegación en sus territorios ancestrales. En un diálogo respetuoso, los líderes indígenas expusieron las problemáticas que los afectan, incluyendo la presencia de grupos armados ilegales, amenazas a la vida de líderes comunitarios, daños a sitios sagrados y la persistente falta de garantías estatales para proteger sus derechos colectivos.
Los pueblos originarios destacaron que la Sierra Nevada no solo es su lugar de vida, sino un territorio sagrado que requiere protección urgente. También hicieron un llamado a las autoridades nacionales e internacionales para que se respeten sus formas propias de organización, su autonomía y su derecho a participar en decisiones que involucren el uso y conservación del territorio.
Amenazas al Territorio y la Cultura
Durante el encuentro, las comunidades indígenas alertaron sobre las afectaciones generadas por proyectos extractivos, deforestación, tráfico de tierras y la ocupación indebida del territorio ancestral. Estas acciones no solo ponen en riesgo su integridad cultural, sino que también alteran el equilibrio ecológico de un ecosistema único en el mundo como lo es la Sierra Nevada.
De manera particular, las autoridades tradicionales denunciaron la amenaza constante que enfrentan las mujeres indígenas defensoras de derechos humanos, quienes desempeñan un rol vital en la protección del conocimiento ancestral, la educación espiritual de los pueblos y la conservación ambiental. A pesar de los riesgos, muchas continúan liderando procesos de resistencia, diálogo y defensa de la vida desde sus comunidades.
Participación de Delegaciones Internacionales
La misión diplomática estuvo integrada por Scott Campbell, representante en Colombia de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos; Elizabeth Williams, embajadora de Canadá en Colombia; Truls Biere Leming, primer secretario de la Embajada de Noruega; Matias Shotanus, primer secretario de Asuntos Políticos de la Embajada de Países Bajos; Laura Gustarenga, delegada de la Embajada del Reino Unido; y Sonia Tato, representante de la Unión Europea.
Los diplomáticos resaltaron la importancia de escuchar a los pueblos indígenas directamente en sus territorios y se comprometieron a visibilizar sus voces ante la comunidad internacional. También reiteraron su respaldo a los defensores y defensoras de derechos humanos y a los procesos de paz y justicia que requieren condiciones adecuadas de seguridad y participación.
Reconocimiento a las Mujeres Indígenas
En el marco de esta visita, se dedicó un espacio especial para reconocer la labor de las mujeres indígenas Arhuaco, Kogui y Wiwa como lideresas, sabedoras y cuidadoras del territorio. Las delegaciones internacionales destacaron su valentía, sabiduría y capacidad organizativa frente a contextos adversos que combinan violencias estructurales y amenazas directas.
El reconocimiento a estas mujeres busca fortalecer su liderazgo y visibilizar su papel como protagonistas en la defensa de los derechos colectivos y la pervivencia de los pueblos originarios. La comunidad internacional también expresó su intención de promover mecanismos que contribuyan a la protección de estas lideresas y al fortalecimiento de sus iniciativas comunitarias.
Compromiso Internacional
Con esta visita, la ONU y las representaciones diplomáticas reafirmaron su compromiso con los derechos humanos, la paz y la justicia en Colombia. La delegación reconoció la complejidad del contexto en la Sierra Nevada de Santa Marta y la necesidad de que el Estado colombiano adopte medidas eficaces para garantizar la seguridad, el respeto y la participación activa de los pueblos indígenas en las decisiones que los afectan.
Finalmente, los representantes internacionales hicieron un llamado a las autoridades nacionales y locales para que se fortalezcan los canales de diálogo con las comunidades, se promueva el cumplimiento del enfoque étnico en todas las políticas públicas y se garanticen entornos seguros para el ejercicio de la defensa de los derechos humanos en el país.
La Sierra Nevada de Santa Marta, reconocida por la Unesco como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, sigue siendo un territorio sagrado y vital para los pueblos indígenas que la habitan. Su protección es esencial para la preservación de su cultura, su espiritualidad y su entorno natural.