Por: Guillermo Luis Nieto Molina
Escritor -Poeta-Colaborador
Ya no quedaba espacio. Estaban, ahora sí, represados.
Solo quedaban diez hectáreas de la montaña. Todo el pie, el valle, las faldas del cerro, y más del 90 por ciento de todo su territorio lo había poblado,la más temida de las especies sobre la tierra.
El alimento y el agua escaseaba. El búho no alcanzaba a batir sus alas. Si lo hacía inmediatamente se salía de la jurisdicción y su vida corría peligro.
Todo pasó tan rápido, desaparecieron las vacas, las ovejas, las gallinas, los pollos, los cerdos, los gatos y los perros.
«Hemos de rebelarnos » dijeron todos. El león como Rey quiso levantarse de dónde estaba. Fue inmediatamente advertido, como si fuera una amenaza por los más de quinientos animales salvajes en el reducido espacio de la cumbre. Les dijeron: » Ya tú no eres el Rey, tu selva fue deforestada, no tienes selva no eres nada» sin embargo se levantó para decir» la voz del pueblo es la voz del verdadero Rey »
Nos han hecho mucho mal , tanto, como se lo hacen a sus semejantes . Han destruido nuestro hábitat.
Es ahora o nunca que debemos acabar con esa especie.
Al frente se colocaron las serpientes de alto poder venenoso, a su lado los incestos de picadura mortal.
De último una nube de mosquitos que sobrevivían por la misericordia de los animales asilados, quienes le daban su sangre para que se alimentarán.
Detrás de ese grupo, los roedores en primera línea los más infecciosos. Y todo tipo de roedores de enfermedades contagiosas.
En el medio, los animales más agresivos, como panteras, tigres, leonas, gatos salvajes, osos, lobos,, hienas, etc.
De último los animales nocturnos murciélagos alimañas etc.
Arriba aves de rapiña y unos cuantos pajaritos para que en la clave de sus cantos, pasar desapercibidos y alertar a los demás.
En la profundidad de los mares y ríos se solidarizaron con los animales de la tierra. Se escuchó un estruendo.
Los enemigos que habían arrasado con todo, estaban distraídos en sus pantallas portátiles y aplicaciones inteligentes.
Todos gritaron en la cumbre y en las profundidades del mar, ríos y lagos.
«Vamos a recuperar lo nuestro, es hora de acabar entre todos, con esa especies dañina llamada hombre, los cuales conforman la raza humana, la raza de la muerte y contaminación «