
El ataque ocurrió en el colegio Soledad Acosta de Samper del barrio El Socorro, en presencia de niños, profesores y padres de familia; la víctima fue identificada como Jairo Manuel Pérez Torres.
Cartagena volvió a ser escenario de una jornada de violencia que ha conmocionado a toda la ciudad. Este viernes 16 de mayo, un hecho de sangre estremeció a estudiantes, docentes y padres de familia en el colegio Soledad Acosta de Samper, sede Ana María Pérez de Otero, ubicado en el barrio El Socorro, cuando un hombre fue asesinado a plena luz del día dentro de las instalaciones del plantel.
El reloj marcaba las 12:25 del mediodía cuando los disparos rompieron la cotidianidad escolar. Según confirmó la Policía Metropolitana de Cartagena, la víctima fue identificada como Jairo Manuel Pérez Torres, de 30 años, natural de Cartagena. El hombre, al parecer, intentó refugiarse en la escuela tras percatarse de que dos sicarios en moto lo seguían desde las afueras del establecimiento educativo.
Según testigos en el lugar, Pérez Torres había llegado en un vehículo marca Kia de color gris, posiblemente para recoger a unos menores. Al notar que era perseguido, se adentró al colegio aprovechando que el portón se encontraba abierto por la entrada y salida de estudiantes. Sin embargo, los atacantes lo alcanzaron dentro del patio de la escuela, donde uno de ellos le disparó varias veces hasta quitarle la vida.
La escena fue presenciada por varios niños que ingresaban a sus clases en la jornada de la tarde. «Aunque muchos no vieron el momento exacto, salieron de las aulas llorando al escuchar los balazos», relató un testigo a un medio de comunicación local. Las imágenes del crimen, que circularon rápidamente en redes sociales, muestran el cuerpo de Pérez Torres tendido boca arriba frente a las aulas, vestido con una bermuda de jean, camiseta negra y sandalias deportivas.
Unidades del CTI de la Fiscalía acudieron de inmediato para realizar la inspección técnica al cadáver, mientras la Policía acordonaba la zona e iniciaba la recolección de pruebas. Las autoridades señalaron que se están revisando las grabaciones de las cámaras de seguridad de Distriseguridad y han solicitado colaboración a los comerciantes del sector para obtener más evidencia.
El crimen generó una oleada de indignación entre los habitantes de El Socorro y barrios vecinos, quienes han exigido mayor presencia de las autoridades y medidas de seguridad escolar más estrictas. “No puede ser que los criminales entren como si nada a los colegios. Aquí hay niños, hay familias. Esto es inaceptable”, expresó una madre de familia a la salida del colegio.
Este asesinato es el tercero registrado en menos de 24 horas en la ciudad, lo que pone en evidencia el recrudecimiento de la violencia urbana en Cartagena, tras varios días sin homicidios. La noche anterior, dos hombres fueron ejecutados en circunstancias similares en los barrios Nuevo Paraíso y Lo Amador, también por sicarios que se movilizaban en motocicletas.
A las 6:30 p.m. del jueves, Yeferson Villadiego Castillo, de 35 años, fue asesinado dentro de un taller de mecánica. Según los reportes policiales, un sicario ingresó al lugar y le disparó a quemarropa por la espalda. Villadiego tenía antecedentes judiciales por concierto para delinquir agravado para darse a la extorsión, porte ilegal de armas de fuego y lesiones culposas.
Tres horas más tarde, a las 9:25 p.m., José David De Arco Blanco, de 23 años, fue atacado mientras caminaba por una calle de Nuevo Paraíso. Tenía una anotación en el Sistema Penal Oral Acusatorio (SPOA) por tráfico, fabricación y porte de estupefacientes. La Policía Metropolitana investiga si estos dos últimos asesinatos están conectados.
La ciudadanía exige respuestas concretas. Padres de familia, líderes comunitarios y docentes han solicitado la intervención del Distrito de Cartagena y del Ministerio de Educación para garantizar entornos escolares seguros. Asimismo, reclaman una estrategia articulada entre la Policía, la Fiscalía y las autoridades locales para frenar el accionar de los grupos criminales que actúan con total impunidad.
Mientras tanto, la escuela Soledad Acosta de Samper intenta retomar la normalidad en medio del luto, el miedo y el trauma de sus estudiantes. Este hecho no solo dejó una víctima mortal, sino también una profunda herida en el corazón de una comunidad que clama por paz en sus entornos educativos.
Y.A.