La Educación no se bloquea: Defensa de Carlos Caicedo y rechazo al nuevo “Pacto de Ciénaga”

En un momento en que el país clama por oportunidades reales para los jóvenes, resulta lamentable y preocupante que el llamado “nuevo Pacto de Ciénaga” tenga como primer acto político la negativa a permitir la construcción de una universidad en ese municipio. Un proyecto liderado por la Gobernación del Magdalena y respaldado por el exgobernador Carlos Caicedo, que busca precisamente saldar una deuda histórica con una de las poblaciones más golpeadas por la desigualdad: los jóvenes de la región.

Negarse a otorgar los permisos y licencias para una obra de semejante envergadura no es solo un acto administrativo; es una decisión política que implica bloquear el acceso a la educación superior, cortar de raíz las esperanzas de miles de estudiantes y, en esencia, condenar a nuevas generaciones a continuar en el círculo vicioso de la pobreza y la exclusión. ¿Quién puede estar en contra de una universidad pública? Solo quien no teme ignorar el clamor del pueblo.

El legado de Caicedo: de la palabra a la acción

Carlos Caicedo no es un político tradicional. Su trayectoria ha estado marcada por una visión clara: transformar al Magdalena desde la base, desde lo social, desde lo estructural. Basta recordar su paso por la Alcaldía de Santa Marta, donde recuperó la Universidad del Magdalena, o los programas de infraestructura, salud, agua potable y educación que promovió desde la Gobernación. Caicedo ha sido una figura que ha desafiado intereses enquistados, y por eso es blanco constante de ataques.

Los mismos sectores que se beneficiaron por décadas del abandono institucional hoy celebran fallos judiciales y organizan cumbres políticas para “frenar al caicedismo”, como si ese fuera el enemigo a derrotar. Pero ¿cuál es el “delito” de Caicedo? ¿Haber llevado obras, oportunidades, y universidades donde antes solo había abandono y corrupción?

El “nuevo pacto”: ¿unidad o regresión?

El supuesto “nuevo Pacto de Ciénaga” se autoproclama como una alternativa de equilibrio político. Pero sus acciones evidencian otra cosa: no buscan gobernar para el pueblo, sino frenar todo lo que huela a progreso si no es promovido por ellos. Pretenden bloquear universidades, acabar con el PAE, intervenir hospitales, paralizar obras viales y adueñarse de los recursos públicos para devolverlos al viejo modelo clientelista.

Negarse al avance de la educación en Ciénaga es una muestra clara de que no existe un interés colectivo, sino una agenda política guiada por el revanchismo. Lo que deberían estar firmando es un pacto por la educación, por la salud, por el agua potable, no uno para detener el desarrollo.

La voz del pueblo: ni miedo, ni olvido

Desde distintos municipios del Magdalena, la comunidad ha respondido con claridad y firmeza: no le tienen miedo a la persecución política ni a los pactos que pretenden regresar el departamento al pasado. “Somos el escudo que defenderá nuestra lucha”, dicen con convicción quienes han visto cómo obras largamente esperadas se han convertido en realidad bajo el liderazgo de Caicedo y Rafael Martínez.

La comunidad no olvida que fue bajo su administración que se invirtió con transparencia en vías, hospitales, escuelas, sistemas de agua y alimentación escolar. Tampoco olvida que los corruptos de siempre, hoy disfrazados de aliados “nuevos”, quieren retomar el control para repartirse lo que no les pertenece.

Una defensa de futuro

Este no es un llamado ciego a defender un nombre, es una defensa del modelo de gobierno que representa Carlos Caicedo: uno que prioriza a los sectores históricamente marginados. Defender su legado es defender la posibilidad de que un joven de Ciénaga tenga las mismas oportunidades que uno de Bogotá o Medellín. Es defender el derecho a estudiar, a progresar, a tener un proyecto de vida digno.

Frente a quienes solo buscan frenar, la ciudadanía del Magdalena responde con claridad: no vamos a permitir que la educación, la salud y el bienestar de nuestros hijos sean moneda de cambio política.

La historia juzgará a quienes se opusieron a una universidad pública en Ciénaga. Mientras tanto, el pueblo seguirá caminando al lado de quienes, como Carlos Caicedo, no se cansan de trabajar por el Magdalena, aunque les duela a los de siempre.