Actos semióticos 7

Alejandro Espinosa Patrón

La frivolidad en los jóvenes de hoy

Por Alejandro Espinosa-Patrón
Espinosa.alejandro@gmail.com

Reconozco que el término frivolidad lo vi representado, como en una fotografía, en los textos: La era del vacío, (1986) y en El imperio de lo efímero: la moda y su destino en las sociedades modernas, (1987) de Lipovetsky, los cuales, como dice el autor, responden a la conmoción de la sociedad actual, sumida en un globo falso, propio, que los hace levitar y responder a las nuevas manifestaciones del comportamiento humano.

La frivolidad es un acto que expresa desgano, indiferencia ante el contexto, da igual comer que no comer, trabajar que no trabajar, en fin, a los jóvenes de hoy les importa un rábano para dónde va el mundo, pues no les interesa qué está pasando, si hay guerras o no las hay; si hay libros o no, ¿algunos dirán qué es eso de libros si todo lo encuentro en mi último celular? Pues ante este nuevo espectáculo de los actantes de hoy, Lipovetsky se tomó el trabajo en su texto de establecer unas marcas semióticas propias de ese colectivo, que responden a isotopías del contexto las cuales se sintetizan en:

«El narcisismo apático, el consumismo, el hiperindividualismo psicologista, la deserción de los valores tradicionales, la hipermodernidad, la cultura de masas y su indiferencia, la abolición de lo trágico, el hedonismo instanteneista, la pérdida de la conciencia histórica y el descrédito del futuro, la moda y lo efímero, los mass media, el culto al ocio, la cultura como mercancía, el ecologismo como disfraz y pose social, entre otras. (Lipovetsky, 1983, pp.7-66)»

En ese sentido, los sujetos modernos están atados a la oposición del sentido y del sin sentido porque corresponden al patrón de la moda, del ocio, de las redes sociales, marcas de la era de lo espectacular, las de lo verdadero y lo falso, lo bello y lo feo, lo real y la ilusión, -Greimas con su modelo actancial-por lo que se empiezan a comprender, dado que es posible vivir sin objetivo ni sentido, “en secuencia-flash”, y esto es revelador, pues es otra forma de indicar sentido, o quizás buscar el sentido que vemos y nos imaginamos.

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Fuente: 123RF. (Google)

Por tanto, este sujeto se expresa cada vez más en su comportamiento normal o anormal, “al vacío del hiperindividualismo”, (Lipovetsky,1983, p. 205) el cual se manifiesta en sus estudios, universidades y formas de interactuar, por lo que responden a la estructura que les enseñaron, el aislamiento, que pertenece a sus actos de retraimiento, mundo posible gracias al nuevo celular que los hace disímiles.

Los signos efímeros y estéticos de la moda ya no aparecen entre las clases populares como un fenómeno inaccesible reservado a los otros, sino que se han convertido en una exigencia de masa, un decorado de la vida en una sociedad que sacraliza el cambio, el placer, las novedades. (Lipovetsky,1983, p. 128)

Esta manifestación cultural podría indicar una nueva manera de comunicar, alejada de cualquier estructura o esquema conocido porque se pierde en comportamientos vacíos, insospechados, sin sentido, pues son marcas de lo “que invade todo, un sentimiento de vacío interior y de absurdidad de la vida, una incapacidad para sentir las cosas y los seres”. (Lipovetsky, 1986, p. 76)

Fuente: foto lovepik. (Google)

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Fuente: foto lovepik. (Google)

Por esta razón, lo efímero, hecho efímero, chispeante, caprichoso, que se representa en diferentes situaciones. Por ejemplo, en las universidades los jóvenes no usan las bibliotecas para estudiar, indagar sobre los temas asignados por los docentes, sino para escuchar música a través de los audífonos modernos o para mirar series de televisión.

Los libros son cosas raras, abandonados en anaqueles que se los come el comején. La pregunta sería ¿qué esperan ellos de las bibliotecas o que deberían encontrar en esos sitios abandonados, donde las ratas hacen fiesta para leer a Neruda, Borges, Gabo, Cortázar, Rulfo, Fuentes, Vargas Llosa, y de esa forma conocer el mundo desde la sensibilidad humana?