Presidente de la Corte Constitucional llama a respetar el orden institucional en medio de tensiones entre Petro y el Congreso

Presidente de la Corte Constitucional, Jorge Enrique Ibáñez.

Jorge Enrique Ibáñez advierte sobre la importancia de preservar la paz y la democracia, mientras Petro insiste en una nueva consulta popular tras el revés legislativo sobre la reforma laboral.

En un momento de alta tensión política, el presidente de la Corte Constitucional, magistrado Jorge Enrique Ibáñez, envió un enfático mensaje en defensa del orden constitucional, llamando a la calma y a evitar la polarización. Su intervención ocurre luego de que el Senado de la República rechazara la propuesta del Gobierno nacional para convocar una consulta popular sobre la reforma laboral, uno de los pilares de la agenda del presidente Gustavo Petro.

Desde Cartagena, en el marco de un evento institucional, Ibáñez manifestó: “Como guardián de la Constitución, el camino es la defensa del orden constitucional dentro de la paz, la armonía y la tranquilidad”. Aunque evitó opinar sobre la pertinencia de la consulta, el magistrado subrayó que el debate democrático debe darse dentro de los canales institucionales.

En lo que se interpretó como un mensaje dirigido tanto al Ejecutivo como al Legislativo, Ibáñez añadió: “No estamos para llamar a la guerra, estamos llamando a la paz, a la tranquilidad, al respeto y al orden constitucional”. El presidente de la Corte alertó sobre el peligro de caer en dinámicas de confrontación extrema que puedan debilitar la democracia colombiana.

Frente al revés sufrido en el Congreso, Gustavo Petro no dio marcha atrás. Por el contrario, anunció que impulsará una nueva consulta, esta vez enfocada en la reducción del precio de los medicamentos, bajo la bandera de una supuesta “democratización del sistema de salud”. Según el mandatario, los bloqueos legislativos responden a “intereses particulares” dentro del Congreso, y ha reiterado que será el pueblo quien deberá decidir sobre los temas estructurales del país.

Esta nueva estrategia refleja el intento del Gobierno por legitimar sus reformas mediante la presión de la opinión pública, mientras el Congreso mantiene su postura crítica frente a lo que considera propuestas poco viables o mal estructuradas.

El llamado de Ibáñez aparece como un gesto de equilibrio en un contexto donde los poderes del Estado están enfrascados en un pulso político cada vez más intenso. La estabilidad institucional parece depender, en gran medida, de la voluntad de todas las partes por privilegiar el diálogo, el respeto mutuo y los principios democráticos.

Y.A.