El mandatario colombiano habría desaprovechado una oportunidad clave para estrechar relaciones con el gigante asiático debido a una delegación desorganizada y una agenda sin fundamentos técnicos.
La reciente visita del presidente colombiano, Gustavo Petro, a la República Popular China ha generado fuertes críticas tanto en medios internacionales como entre diplomáticos y analistas políticos. Según fuentes cercanas a la región Asia-Pacífico, el viaje fue percibido como un fracaso diplomático debido a la improvisación, la falta de una agenda técnica sólida y los desaciertos internos de la comitiva colombiana.
Previo a su llegada, el gobierno chino, encabezado por Xi Jinping, habría notificado a la administración Petro que no se contemplaban acuerdos formales durante la visita, señalando como principales causas la desarticulación del gabinete colombiano y la ausencia de propuestas concretas. La situación escaló cuando, tras ser informada de las exigencias del gobierno chino, la canciller Laura Sarabia fue apartada de la delegación oficial por el propio presidente, quien le reprochó su presunta incapacidad para comunicar adecuadamente su visión.
Sarabia viajó de manera independiente y sin representación oficial, recorriendo incluso el trayecto entre Pekín y Shanghái en tren bala, distante del equipo presidencial. A pesar de su corta trayectoria diplomática, las críticas se han centrado más en el estilo de liderazgo de Petro que en su desempeño.
El único resultado tangible del viaje fue la firma de un memorando de entendimiento para la incorporación de Colombia a la iniciativa de la Ruta de la Seda, documento de carácter simbólico que no conlleva compromisos jurídicos ni beneficios directos. Intentando aminorar el impacto del escaso balance, el gobierno colombiano decidió cambiar el nombre del documento a “Plan de cooperación”, medida que habría generado mayor incomodidad en el gobierno chino.
Mientras países como Brasil lograron avances concretos durante su visita a China, incluyendo acuerdos económicos y la eliminación de requisitos de visa, Colombia retornó sin logros sustanciales. La falta de preparación y el uso de discursos ideológicos en contextos técnicos fueron señalados como los principales factores que habrían afectado negativamente la imagen del país.
Incluso periodistas internacionales cubriendo el evento, como Gabriela Frías de CNN en Español, dedicaron segmentos para comentar con tono crítico el desempeño de Petro. Algunos reporteros brasileños llegaron a cuestionar si el mandatario colombiano se encontraba en condiciones óptimas durante su intervención, sin obtener respuestas claras por parte de la Cancillería.
El viaje, que prometía fortalecer las relaciones bilaterales con la segunda economía del mundo, terminó por exponer las deficiencias del gobierno colombiano en escenarios internacionales, dejando a Colombia fuera de beneficios claves otorgados a otros países de la región y dañando su imagen ante el escenario global.