El exdirector del DPS anunció su salida con palabras de gratitud hacia el mandatario y críticas hacia exfuncionarios que, tras dejar el Gobierno, han tomado distancia política del jefe de Estado. Su futuro político, cada vez más visible.
En un momento de alta sensibilidad política y en medio de las tensiones internas dentro del Gobierno, Gustavo Bolívar oficializó este viernes su salida como director del Departamento de Prosperidad Social (DPS), luego de que el presidente Gustavo Petro aceptara su renuncia. Con un tono mesurado pero firme, el también exsenador se despidió del cargo destacando su compromiso con el proyecto de cambio social del mandatario y dejando clara su intención de no sumarse a la lista de exfuncionarios que han arremetido contra el Ejecutivo tras dejar sus cargos.
“Hoy dejo mi cargo como director de Prosperidad Social. Feliz por el deber cumplido, triste por despedirme de un equipo de trabajo formidable. No saldré a hablar mal del presidente, como lo han hecho varios ministros y exfuncionarios”, expresó Bolívar en su cuenta oficial de X (antes Twitter), en un mensaje que rápidamente se viralizó. Sus declaraciones fueron interpretadas como un gesto de lealtad política y personal hacia Petro, en medio de un ambiente donde varios sectores del oficialismo comienzan a mostrar fisuras.
Hoy dejo mi cargo como director de Prosperidad Social. Feliz por el deber cumplido, triste por despedirme de un equipo de trabajo formidable.
No saldré a hablar mal del Presidente como lo han hecho varios ministros y ex funcionarios.
Lo que me pareció mal y lo que no me gustó…— Gustavo Bolívar (@GustavoBolivar) May 16, 2025
El mensaje de Bolívar también incluyó una crítica directa hacia quienes, tras salir del Gobierno, han optado por distanciarse del presidente y cuestionar su gestión. “Lo que me pareció mal y lo que no me gustó, lo dije mientras fui funcionario. Al presidente Gustavo Petro solo tengo agradecimiento y admiración por su tenaz lucha por sacar adelante las reformas sociales que traerán justicia social y, por ende, paz a Colombia. En la tarde publicaré mi corte de cuentas”, añadió el exdirector del DPS.
Aunque Bolívar no lo menciona de manera explícita, su renuncia estuvo precedida por un llamado de atención público por parte del mandatario, quien, durante un acto en Tibú (Norte de Santander), hizo referencia directa a la situación. Petro advirtió que si Bolívar ya había presentado su renuncia, debía evitar participar en intervenciones públicas que pudieran interpretarse como actos de proselitismo. “Eso puede entenderse como política, y no es el momento”, habría dicho el jefe de Estado, según fuentes presentes en el evento.
Este episodio reaviva el debate sobre el papel de los exfuncionarios del Gobierno en el escenario político. Mientras algunos como Alejandro Gaviria, Cecilia López o José Antonio Ocampo han asumido posiciones críticas tras su salida, Bolívar toma distancia de esa narrativa y se presenta como un actor coherente con el ideario progresista del gobierno Petro.
Además, el contexto de su renuncia no puede entenderse sin tener en cuenta su creciente protagonismo en el panorama político nacional. Bolívar es una de las figuras más destacadas del Pacto Histórico y su nombre aparece con frecuencia en las encuestas de intención de voto de cara a las elecciones presidenciales de 2026. Aunque hasta ahora no ha oficializado una candidatura, su tono, sus discursos y la manera como ha gestionado su salida del Gobierno sugieren que se prepara para un nuevo capítulo en su carrera.
En efecto, su permanencia en el DPS fue vista por algunos sectores como un intento de mantenerse en el radar público desde una institución con alto impacto en políticas sociales, clave para la base electoral del gobierno. En ese sentido, su salida podría significar el inicio de un período de mayor visibilidad política, libre de las restricciones institucionales que le imponía el cargo.
Los próximos pasos de Bolívar, así como el contenido del balance de gestión que prometió publicar, serán clave para entender su posicionamiento frente al Gobierno y, sobre todo, frente al país. Lo cierto es que su mensaje de despedida ha sido interpretado como una señal de disciplina política y estratégica en un entorno donde las deserciones han generado ruido al interior del Ejecutivo.
En medio del clima político actual, donde las reformas estructurales enfrentan múltiples desafíos en el Congreso y sectores de oposición aprovechan cualquier fisura para debilitar al Gobierno, el gesto de Bolívar adquiere relevancia. Su promesa de no convertirse en un crítico más no solo lo diferencia de otros exfuncionarios, sino que también refuerza su imagen de figura coherente y fiel a los principios del proyecto político de izquierda que hoy gobierna el país.
Y.A.