EDITORIAL Posicionamiento ideológico en marcha

Un somero análisis del Consejo Editorial del Diario LA LIBERTAD realizado ayer, nos hace llegar a la fácil conclusión que la polarización de la que tanto se ha venido hablando en los últimos meses en nuestro país, en la realidad no es un fenómeno generalizado entre los ciudadanos, a los que no les interesan las diversas tendencias políticas, las que hoy en día lo que persiguen es mostrar su hegemonía, a través de lo que se conoce ahora como el ‘Posicionamiento ideológico’, en relación con la militancia en las numerosas agrupaciones partidistas existentes en Colombia, en las cuales no se encuentra afiliada la mayoría del pueblo, el que siempre ha estado ubicado más cerca del centro que de la derecha o de la izquierda.
Lo que no está lo suficientemente claro, es hacia dónde irá Colombia con una economía bastante quebrantada, con un desempleo disparado y si su dirigencia sigue dividida, enfrascada en discusiones mezquinas, queriendo ridiculizar las iniciativas gubernamentales mucho antes de su trámite correspondiente, divagando y perdiendo tiempo valioso, mientras comienzan a vislumbrarse las candidaturas de los próximos debates electorales.
Si seguimos escuchando desde el Ministerio de Hacienda las propuestas de nuevas cargas tributarias para la clase media y más aumentos del IVA, vayámonos preparando para que las próximas elecciones las gane una hegemonía radical y populista, independientemente de cuál sea el nombre del candidato.
Por eso resulta fácil llegar a la conclusión que es posible la generación de una profunda polarización política en nuestro país, la cual se evidencia más que todo entre aquellos grupos que se encuentran en los extremos, ya se ha podido comprobar que entre estos no tiene cabida el diálogo, pero sí los permanentes insultos y un dogmatismo excluyente, tanto de izquierda como de derecha, tal como lo hemos observado en los últimos días en Colombia.
Ante esta gran realidad política un gran conglomerado de la sociedad colombiana se encuentra expectante en medio de estos grupos irreconciliables, con sus grandes problemas sin resolver y siempre con las esperanzas puestas en la posibilidad de que en las próximas elecciones sean elegidos los que presenten las mejores propuestas.
Lo cierto es que de la actual situación no puede esperarse algo distinto al ahondamiento de las diferencias, por lo que en Colombia lo que se necesitan son posiciones políticas con verdadero diálogo, con entendimiento auténtico y civilizado, no centrado en los permanentes improperios y descalificaciones personales, un fenómeno que ha hecho aflorar la existencia de dos países completamente diferentes.
Un país que anuncia siempre cambios inminentes y otro país real, convertido en un gigantesco problema social, cuyo eje es la inequidad económica.
Por otra parte, el notorio desinterés de la juventud por la política es una clara demostración de su actitud frente al modo habitual de hacerla en Colombia, la que no les atrae en absoluto.
Seguramente en los próximos debates electorales seguiremos escuchando hablar de revolución, de cambio, de políticas de izquierda, de derecha, de renovación social profunda y de cosas parecidas, mucha gente las escuchará, pero con el mismo desencanto de siempre.
Ante el hundimiento de la consulta popular en el Senado de la República y la resurrección de la reforma laboral, por la aprobación de la apelación a su archivo, el Gobierno nacional puso en marcha sus estrategias para lograr el éxito del proyecto de reforma y radicó mensaje de urgencia de la reforma laboral para que se defina en máximo 30 días.