Con un alza sostenida del 8,5% anual en los últimos 13 años, el sector porcicultor se consolida como uno de los más dinámicos del agro colombiano, con Antioquia liderando la producción.
Un reciente informe de BBVA Research titulado ‘Sembrando el futuro: sector agropecuario Colombia’ revela cifras contundentes sobre el comportamiento del sector porcicultor en el país. El estudio destaca que, en los últimos 20 años, la producción de cerdo en Colombia ha aumentado un 171%, lo que ubica al sector como uno de los más dinámicos dentro del panorama agropecuario nacional. Este crecimiento ha sido sostenido, muy por encima del promedio mundial.
Según el documento, entre 2011 y 2023, el país ha registrado un crecimiento promedio del 8,5% anual en producción porcícola, lo que representa una ventaja de 7,5 puntos porcentuales sobre el crecimiento global de este sector. “Colombia ha tenido un crecimiento promedio en la producción de cerdo de 8,5% en los últimos 13 años, superior en 7,5 puntos a la media del mundo. Además, dicha producción se ha incrementado de forma sostenida en los últimos 20 años, llegando a 550.000 toneladas en 2023”, afirmó Alejandro Reyes, economista principal de BBVA Research y autor del informe.
Este ritmo de expansión posiciona al país como una referencia regional en producción porcina, con un importante potencial para convertirse en un actor exportador relevante si se consolidan ciertos factores estructurales. En ese sentido, el informe recomienda fortalecer las políticas sanitarias, mejorar los encadenamientos productivos para reducir costos y avanzar en mayor tecnificación del sector.
Uno de los elementos clave en el crecimiento ha sido la concentración geográfica de la actividad. Antioquia lidera ampliamente la producción nacional de cerdo, seguida por Valle del Cauca y Cundinamarca. Estos tres departamentos concentran cerca del 80% del censo porcino del país, lo cual permite niveles de eficiencia productiva más elevados, aunque también plantea retos en términos de bioseguridad y sostenibilidad ambiental.
En lo que respecta al consumo de carne de cerdo en Colombia, el informe señala que actualmente representa el 19% del total de proteínas animales que consumen los colombianos, todavía lejos del 51% que representa la carne de ave, pero con una trayectoria ascendente. Desde 2010, el consumo interno ha crecido a un ritmo similar al de la producción, con un promedio anual del 8,5% en la última década, aunque en 2023 se desaceleró ligeramente.
El documento también hace referencia al contexto internacional. El consumo mundial de cerdo ha aumentado 12,7% desde 2010, siendo China, España y Estados Unidos los principales consumidores globales. En Colombia, el crecimiento del cerdo —al igual que el del pollo— ha venido a expensas de la carne bovina, que ha perdido participación dentro de la canasta cárnica de los hogares debido a su precio más elevado y a un menor crecimiento de su producción.
Otro aspecto abordado en el informe tiene que ver con los costos de producción, especialmente los relacionados con los insumos alimenticios. “El fuerte incremento del precio del maíz se transmitió sólo parcialmente al precio de la carne de cerdo… Se observa algún repunte reciente en ambos”, indicó Reyes. Esta dinámica de precios ha sido una de las principales presiones para los productores en los últimos años, lo que vuelve crucial una gestión eficiente de los insumos y alternativas de alimentación más asequibles.
Finalmente, el estudio plantea que el futuro del sector porcicultor colombiano dependerá de su capacidad para insertarse en mercados internacionales. Las exportaciones aún son incipientes, pero existen oportunidades claras si se logra superar obstáculos sanitarios, logísticos y normativos. Con la adecuada estrategia de internacionalización, el cerdo colombiano podría convertirse en un motor de crecimiento agroindustrial, tal como ya ocurre en países como Brasil y México.
En suma, el informe de BBVA Research confirma que el sector porcícola colombiano no solo crece a ritmo acelerado, sino que también cuenta con los elementos necesarios para convertirse en un eje de desarrollo rural, industrialización agroalimentaria y competitividad internacional. La tarea ahora está en consolidar los avances, eliminar cuellos de botella estructurales y posicionar el producto nacional en el mundo.
Y.A.