Una nueva emergencia por inundaciones afecta gravemente a las comunidades de La Mojana y el sur de Bolívar, donde el desbordamiento de los ríos Cauca y Magdalena ha obligado a miles de familias a abandonar sus hogares. Las autoridades locales han declarado la calamidad pública en varias zonas, mientras persiste la alerta roja por los altos niveles de los afluentes.
En el municipio de Guaranda (Sucre), el desbordamiento del río Cauca ha afectado a 1.275 familias, unas 4.800 personas, de acuerdo con el más reciente informe de la Oficina Municipal de Gestión del Riesgo. La emergencia se ha intensificado por la filtración de agua a través del boquete de Cara ‘e Gato, una ruptura en el sistema de contención que permanece abierta desde hace casi cuatro años y que aún no ha sido cerrada por el Gobierno nacional, pese a los constantes llamados de la comunidad.
El alcalde de Guaranda, Nolberto Beltrán Bueno, suspendió las clases en diez sedes educativas e inició la entrega de ayudas humanitarias. Muchas familias han tenido que improvisar cambuches con plásticos y madera en zonas altas para resguardarse de las aguas que superan los tres metros de altura en algunos sectores rurales.
“El agua se ha llevado cultivos, casas y bienes. Algunas familias están totalmente aisladas, por lo que tuvimos que habilitar transporte acuático para enfrentar cualquier emergencia”, declaró el mandatario.
A las poblaciones inicialmente afectadas, como Humo Abajo, El Jardín y Alto San Matías, se sumaron El Destierro y Las Mercedes, donde se realizan trabajos con maquinaria amarilla para contener el avance del agua. Sin embargo, las labores no han sido suficientes ante la fuerza del caudal.
Mientras tanto, en el sur de Bolívar, el río Magdalena también se ha salido de su cauce, generando estragos en los municipios de Simití, San Jacinto del Cauca y Zambrano. En estas zonas, la Gobernación de Bolívar, en coordinación con la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), entregó carpas, costales y más de 3.000 kits de alimentos, aseo y ropa de cama a las familias afectadas.
Las autoridades departamentales anunciaron que se mantienen en alerta permanente con monitoreo constante en los puntos críticos, mientras las comunidades siguen esperando una solución definitiva a una problemática que, año tras año, cobra fuerza con la llegada de la temporada invernal.