Trump desata polémica global al aceptar un avión de lujo de Qatar como “regalo transparente”

Donald Trump, presidente de EE.UU.

El expresidente confirma que volará durante su segundo mandato en un Boeing 747-8 valuado en 400 millones de dólares donado por la realeza catarí, lo que ha generado críticas por violar normas constitucionales y éticas.

En una movida que ha generado una tormenta política y diplomática, el expresidente de Estados Unidos Donald Trump confirmó que su administración aceptará un avión de lujo donado por la familia real de Qatar, el cual serviría como reemplazo temporal del Air Force One. El anuncio, hecho por Trump a través de su red Truth Social, ha reavivado los debates sobre regalos extranjeros, la influencia internacional en la política estadounidense y los límites éticos del poder presidencial.

“Se trata de un REGALO, GRATIS… en una transacción muy pública y transparente”, escribió Trump en su plataforma, describiendo la operación como un acuerdo legítimo que beneficia tanto a Estados Unidos como a su futura biblioteca presidencial. El Boeing 747-8, valuado en 400 millones de dólares, es descrito como un “palacio volador” y sería adaptado para uso presidencial por la Fuerza Aérea de EE. UU. durante lo que resta de su segundo mandato.

El primer reporte de esta negociación fue revelado por ABC News, que citó fuentes cercanas a la Casa Blanca. Según el medio, Trump habría visitado la aeronave en febrero, y su reacondicionamiento será financiado con fondos públicos, una decisión que ya ha provocado un aluvión de críticas desde diversos sectores políticos y académicos.

El proceso contemplaría la entrega inicial del avión al Departamento de Defensa, con el argumento de que, al pasar por manos militares, se podrían evadir las restricciones constitucionales que impiden que funcionarios estadounidenses reciban regalos de gobiernos extranjeros sin la aprobación del Congreso. Esta interpretación jurídica ha sido respaldada por Pam Bondi, fiscal general de Trump, y David Warrington, su abogado jefe, quienes en un memorando al secretario de Defensa, Pete Hegseth, aseguraron que “el avión será donado a la Fuerza Aérea y luego a la fundación de la biblioteca presidencial”.

Sin embargo, las voces de alarma no se hicieron esperar. El senador demócrata Chuck Schumer fue sarcástico: “Nada representa ‘América Primero’ como el Air Force One presentado por Qatar”. Más contundente fue el congresista Jamie Raskin, quien advirtió que “un regalo usado durante cuatro años y luego transferido a una biblioteca presidencial sigue siendo un regalo (y una estafa)”.

Para el estratega demócrata Matt McDermott, el acuerdo representa un acto de corrupción sin precedentes: “Literalmente sin palabras… un régimen extranjero regalándole un avión a un expresidente. Es un soborno a plena luz del día”. McDermott también recordó que recientemente la Organización Trump anunció un proyecto inmobiliario de 5.500 millones de dólares en Qatar, lo que refuerza los temores sobre un posible intercambio de favores.

Los cuestionamientos no se limitan a lo legal y lo ético. Desde el ámbito de la seguridad nacional, la profesora de Harvard y analista de CNN, Juliette Kayyem, advirtió que “los aspectos de vigilancia y seguridad también son tan inquietantes como la estafa”, sugiriendo que el avión podría incluir tecnología sensible alineada con intereses cataríes.

En la misma línea, el analista médico de CNN Jonathan Reiner subrayó: “El Air Force One es un avión militar. No está destinado a ser un palacio porque Estados Unidos no tiene rey”. Por su parte, la periodista del New York Times Maggie Haberman apuntó que este podría ser “el regalo más caro de un gobierno extranjero en la historia de Estados Unidos”, y que el acceso de Trump a un avión más moderno que su Boeing 757 personal no debe pasar desapercibido.

A medida que la polémica crece, muchos analistas consideran que este gesto de Qatar no solo resulta diplomáticamente incómodo, sino que deja al descubierto el delicado equilibrio entre poder, legalidad e intereses internacionales en la política presidencial estadounidense. La combinación de un regalo de alto valor, una operación financiada con fondos públicos y un uso prolongado en funciones oficiales plantea preguntas fundamentales sobre la transparencia gubernamental y la legitimidad en el ejercicio del poder.

Y.A.