Lo que comenzó como una jornada de fe, adoración y hermandad terminó en un profundo dolor para la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia (IPUC).
Cuatro jóvenes —Jhon Vásquez, Sebastián Botello, Kaleb Bernla y Milton Londoño— perdieron la vida en un trágico accidente de tránsito mientras regresaban a casa tras participar en un campamento espiritual en Ecuador.
El hecho ocurrió en una curva cercana a Quito, donde el vehículo en el que viajaban sufrió un accidente fatal. Todos eran hijos de pastores de la IPUC y habían dedicado su vida a servir a Dios a través de la música, la palabra y el ejemplo. Su partida ha dejado una huella imborrable entre quienes los conocieron como adoradores comprometidos y jóvenes de convicción profunda.
La comunidad cristiana, tanto en Colombia como en Ecuador, se ha unido en oración y duelo. Congregaciones enteras han rendido homenajes en medio del dolor, reconociendo el legado de fe que estos cuatro jóvenes dejan tras de sí.
“Hoy no solo despedimos a nuestros hermanos; celebramos la fidelidad con la que vivieron para Dios”, expresaron líderes de la IPUC. En medio del luto, la iglesia se aferra a la esperanza que predican: la del reencuentro eterno y la vida más allá de la muerte.
Sus nombres seguirán resonando en cada alabanza, en cada culto, en cada joven que tome su lugar como luz en medio del mundo.