Alerta por posibles inundaciones

 

Todos los años, cuando llega la temporada de invierno –como la que se presagia en esta época del año–, en varias regiones de Colombia se multiplican las oraciones, es el caso específico de nuestro departamento del Atlántico, en donde sus habitantes comienzan a entrar en pánico al constatar el inminente peligro de desbordamiento del río Magdalena por la intensidad de las lluvias en su nacimiento en el macizo colombiano.

Todos sabemos de la espera por varias décadas de una solución definitiva procedente por parte de las esferas gubernamentales, los pobladores de muchas zonas de la región Caribe comienzan a encomendar su suerte a la Divina Providencia.

No cabe duda que una de las zonas  en permanente riesgo en Colombia es el sur del Atlántico, especialmente ahí donde comienza el Canal del Dique, allí donde se produjo una de las tragedias invernales más graves de la historia de Colombia ocurrida en el 2010, año en el que como consecuencia de las intensas lluvias y con ellas, la mortífera creciente del río Magdalena  que  abrió un boquete a la altura del municipio de Santa Lucía, lo que se tradujo en una tragedia de incalculables proporciones, de ingrato recuerdo para los atlanticenses.

Como se recordará, en esa tragedia cinco municipios se inundaron y 120.000 habitantes lo perdieron todo; lo grave del asunto es que el nivel del agua ya comienza a aumentar, hay que tener en cuenta que aun falta la temporada más lluviosa del año, los meses de agosto, septiembre, octubre y noviembre, por lo que los pobladores del cono sur del Atlántico comienzan a atemorizarse por que vuelva a ocurrir una calamidad similar a la de ese entonces.

Toda esta zozobra muy frecuente todos los años encuentra su justificación por el hecho que dos de los territorios más afectados siempre se localizan en la región Caribe. Otro de estos es la subregión geográfica conocida como La Mojana, que comprende más de medio millón de hectáreas, localizadas en 11 municipios de Antioquia, Bolívar, Córdoba y Sucre, donde desde hace más de 16 meses, sus habitantes se encuentran en medio de una crisis humanitaria que afecta a más de 100.000 habitantes de esa importante despensa agrícola y ganadera, por la ruptura del dique que los protegía de las arremetidas del río Cauca, el que acumula una gran cantidad de agua que desemboca en la llamada depresión momposina, para así incrementar los caudales que arremeten contra las zonas más vulnerables del llamado bajo Magdalena, en donde se encuentra el Canal del Dique de nuestro sur del Atlántico.

Es menester que el Estado colombiano  realice grandes inversiones en procura de superar el latente problema de las inundaciones en dicha región del Caribe colombiano, no obstante la fuerza de la naturaleza siempre deja en evidencia que ese esfuerzo aún está bastante lejos de convertirse en una solución definitiva.

En los mentideros de todos los últimos gobiernos se ha hablado mucho de estos problemas, hasta el punto que se creyó que tienen sus soluciones de fondo ya diagnosticadas, empero por muchos años se ha venido concluyendo que ha faltado voluntad política en diversos sectores para implementar las tan esperadas soluciones. 

Para el caso específico del Canal del Dique, luego de más de  cincuenta años de espera, por fin parece que está por concluir la adjudicación de un megaproyecto de esclusas y compuertas que mejoraría la navegación y disminuiría el riesgo de desbordamiento e inundaciones.