Por: Daniela Ahumada
El doctor Reynaldo Mora Mora en su Tribuna Pedagógica titulada formación y procesos curriculares, publicada el 10 de marzo de 2025, en el diario La Libertad, esboza una profunda reflexión sobre la necesidad de desarrollar procesos curriculares contextualizados y pertinentes, PCCP, en la educación, es por ello que resalta la importancia de un compromiso ético con la dignidad humana, DH.
En ese sentido, haciendo uso de un enfoque humanista critica al sistema educativo colombiano por no buscar garantizar que los procesos educativos respeten y promuevan la igualdad de las personas, además, cuestiona las estructuras tradicionales que han perpetuado las desigualdades y exclusiones. En ese sentido, la educacion no puede ser reducida a la mera transmisión de conocimientos técnicos o académicos, o como lo conocemos los docentes los “contenidos”, sino que debe ser un espacio de formación integral que fomente el desarrollo de ciudadanos críticos, éticos y comprometidos con la transformación de la realidad social. Sin embargo, este ideal choca con la realidad del sistema educativo colombiano cuya única preocupación e interés es la de cumplir con estándares de eficiencia y productividad, dejando de la promoción y el desarrollo de valores humanos y sociales.
Por otra parte, el doctor Mora Mora señala que existen multiplicidad de enfoques teóricos para entender el currículo, los cuales van desde perspectivas sociológicas, filosóficas y psicológicas.
Cada una de estas teorías aporta categorías analíticas y conceptos que enriquecen la comprensión del currículo, pero también generan tensiones y debates sobre cuál debería ser su finalidad. Por ejemplo, el en caso de las teorías sociológicas estas suelen enfatizar el papel del currículo reproductor o transformador de las estructuras sociales, las perspectivas filosóficas por su parte pueden priorizar el desarrollo del pensamiento crítico y la autonomía de los educandos. Por su parte, las teorías psicológicas se centran en los procesos de aprendizaje y desarrollo cognitivo. Esta pluralidad de enfoques, aunque valiosa, puede llevar a una fragmentación del discurso educativo, donde cada corriente defiende su propia visión sin necesariamente dialogar con las demás. Por lo cual les planteo el siguiente interrogante al público lector ¿Cómo integrar estas perspectivas de forma coherente en el diseño de PCCP?
En el sistema educativo colombiano, el currículo oficial construido y promovido por los “expertos del MEN”, ha sido objeto de infinidad de criticas debido a su desconexión con la realidad social, económica y cultural de país. A pesar de los esfuerzos por actualizar los lineamientos educativos, el currículo sigue respondiendo en gran medida a modelos estandarizados que no consideran las profundas desigualdades que afecta a la población estudiantil. A menudo podemos observar como los planes de estudio están diseñados desde una perspectiva centralizada, excluyendo la diversidad étnica, lingüística y territorial de Colombia. Lo anterior se ve reflejado en enfoques que priorizan la memorización de contenidos sobre la comprensión critica de la realidad, por lo que limitan el desarrollo de competencias, habilidades, aptitudes y actitudes que permitan a los estudiantes afrontar los retos de su entorno.
Además, dada la rigidez que presentan los currículos de muchas instituciones educativas se vuelve complejo para los docentes poder adaptar estos currículos a las necesidades especificas de sus comunidades, lo que aumenta la brecha entre la educación urbana y rural.
Otro aspecto negativo del currículo oficial de Colombia en su énfasis en las pruebas estandarizadas, como las Pruebas Saber, que determinan en gran medida la “la calidad educativa” sin tener en cuenta otros factores esenciales para la formación integral de los estudiantes. Dicho enfoque a generado una cultura de enseñanza orientada al rendimiento de exámenes, a enseñar para la prueba, reduciendo el espacio para la exploración de conocimientos significativos y el desarrollo de habilidades socioemocionales.
Del mismo modo, el currículo actual no aborda en su totalidad las problemáticas emergentes del país, como el conflicto armado, la reconciliación, la construcción de paz y las crisis ambiental. La carencia en la inclusión de todas estas problemáticas en los programas educativos limita la capacidad del sistema educativo para formar ciudadanos críticos, comprometidos y preparados para participar activamente en la transformación de su realidad social. Para superar todas estas falencias, es esencial que el currículo colombiano y los “expertos” que los construyen avancen hacia un modelo más flexive, inclusivo y pertinente, que responda a las necesidades reales de los estudiantes y contribuya a la construcción de una sociedad más equitativa y democrática.
No obstante, debemos tener presentes que el currículo ha sido entendido históricamente como un mecanismo de reproducción social que reflejaba las prioridades, valores y expectativas de cada época. Con lo anterior en mente, no se puede definir al currículo como un simple conjunto de contenidos organizados en asignaturas, sino como un instrumento a través del cual se presenten los saberes que la sociedad considere esenciales para su desarrollo. En ese sentido, debemos tener presentes que la construcción del currículo no es neutral, sino que responde a los interés políticos, económicos y culturales que determinan que conocimientos son valorados y cuáles son relegados. Esta función del currículo lo va a convertir en un campo de disputa, en el que diferentes actores buscaran influir en su construcción para incluir o excluir ciertos temas según sus agendas. Por lo tanto, es fundamental que el currículo no solo refleje las prioridades establecidas por las élites, sino que también incorpore las voces y las necesidades de las comunidades, permitiendo así una educación más democrática y comprometida con la transformación social.
Para concluir los invito a hacer una reflexión crítica sobre la pertinencia de los procesos curriculares en un mundo cada vez más globalizado y diverso. Los procesos curriculares contextualizados y pertinentes, PCCP, no pueden ser estáticos ni universales, sino que deben adaptarse a las necesidades, realidades y culturas especificas de cada contexto. Lo que implica dos grandes desafíos: por un lado, reconocer y valorar la diversidad cultural, social y económica de los estudiantes, y por otro, evitar caer en un relativismo extremo que diluya los principios éticos y pedagógicos fundamentales. Es por ello, que es importante que aquellas personas que construyen los currículos asuman un rol activo en la formulación de propuestas educativas que no solo respondan a las demandas del mercado laboral, sino que también fomenten, la justicia social, la equidad y el respeto por la dignidad humana. Este ejercicio hace parte de los Talleres de Lectura y Escritura Creativa en Procesos Curriculares con estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Educación, Licenciatura en Ciencias Sociales de la Universidad del Atlántico (I-2025).