Lidio García y Alejandro Chacón se enfrentan por la Presidencia del Congreso: división en el Partido Liberal

Congreso de la República.

Mientras la mayoría de la bancada liberal y el expresidente César Gaviria respaldan a Lidio García, Alejandro Chacón anuncia su candidatura independiente y denuncia decisiones “inconsultas” dentro del partido.

 

En la antesala del último año legislativo del actual Congreso de la República, el Partido Liberal protagoniza un pulso político que pone en evidencia las tensiones internas de su bancada. Dos figuras prominentes del liberalismo, Lidio García y Alejandro Chacón, competirán por la Presidencia del Congreso, pese a que la colectividad ya había expresado oficialmente su respaldo a uno de ellos.

El respaldo mayoritario fue confirmado a través de una carta firmada por la mayoría de los miembros de la bancada liberal, en la que se postula como candidato oficial al senador Lidio Arturo García Turbay. El documento, dirigido al actual presidente del Senado, Efraín Cepeda, también lleva la firma del director nacional del partido, el expresidente César Gaviria, una muestra clara del respaldo institucional que acompaña a García.

“Entendiendo las dinámicas propias de la corporación legislativa por usted dirigida y de conformidad a los acuerdos políticos logrados con las demás bancadas, nos permitimos informarle que el Partido Liberal Colombiano postulará como candidato único para la Presidencia del Senado de la República 2025-2026 al honorable senador Lidio Arturo García Turbay”, indica el documento.

La carta también señala que esta decisión ha sido tomada en consenso entre la dirección nacional Liberal y los senadores de la bancada Liberal, reafirmando que se trata de una postura oficial del partido frente al relevo en la Presidencia del Congreso.

Sin embargo, este consenso fue rápidamente desafiado por el senador Alejandro Chacón, quien anunció que presentará su nombre de manera independiente ante la plenaria del Senado para competir directamente con García. Esta decisión plantea una fractura al interior del liberalismo, que durante décadas ha intentado proyectar unidad en coyunturas claves como esta.

“Seguramente vamos a postularnos por defender lo que creemos, respetamos profundamente al doctor Lidio como compañero y espero que respeten en el partido y en la plenaria mi decisión. Ya estamos cansados muchos de las decisiones que se toman inconsultas, o solo representando compromisarios que desconocen al resto de los miembros del Congreso de la República”, declaró Chacón, evidenciando su descontento con la manera en que se tomó la decisión dentro de la colectividad.

Este movimiento marca un punto de inflexión dentro del liberalismo. La rebeldía partidaria de Chacón pone a prueba los mecanismos de consenso dentro del partido y plantea la pregunta sobre cuán representativos son realmente los liderazgos que se imponen por acuerdos internos y no por votaciones amplias dentro de la bancada.

La plenaria del Senado, entonces, será el escenario en el que se dirima esta disputa. La elección no solo definirá al nuevo presidente del Congreso para el periodo 2025-2026, sino que también reflejará el grado de cohesión interna de los partidos en un momento en que el país atraviesa importantes debates legislativos, como las reformas sociales, el rol del Congreso en el control político y el futuro del sistema de partidos.

En un contexto donde el cuarto periodo legislativo cobra vital importancia para el actual gobierno y sus reformas estructurales, la figura que lidere el Congreso será clave. De ser elegido Lidio García, su perfil negociador y su cercanía con la dirección del partido podrían facilitar ciertos consensos. Pero si es Alejandro Chacón quien logra consolidar apoyos en la plenaria, esto enviaría un mensaje potente sobre la necesidad de apertura interna en los partidos y sobre la autonomía que algunos senadores reclaman frente a las decisiones cupulares.

La jornada de votación será seguida con atención no solo por los miembros del Partido Liberal, sino por todo el espectro político y por la ciudadanía que observa cómo se definen los liderazgos en las altas esferas del poder legislativo.

Por ahora, el pulso está servido entre dos liberales con trayectorias distintas, pero con el mismo objetivo: alcanzar la Presidencia del Congreso. Lo que está en juego va más allá de un cargo. Se trata de definir si los acuerdos políticos internos seguirán pesando más que las convicciones individuales, y si los partidos están preparados para enfrentar los retos de la pluralidad democrática dentro de sus propias filas.

Y.A.