Fundamentación Crítica de la IAPC

Por: Roberto Carlos Díaz Salina

En sus «Pensamientos formativos curriculares: La IAPC herramienta de transformación”, el Dr. Reynaldo Mora presenta la Investigación Acción Participación Curricular (IAPC) como una metodología crítica y transformadora para la investigación y práctica curricular. El autor caracteriza esta perspectiva como una «herramienta creativa» para los debates con el contexto, sus actores y sujetos, señalando su aplicabilidad inmediata para el análisis social del currículo y el diagnóstico institucional.

El Dr. Mora describe la práctica curricular como «phronesis» (sabiduría práctica), que implica una transformación y compromiso en la relación entre el Investigador Curricular (IC) y los actores sociales. Esta visión reconoce la «fuerza arrolladora del instinto de atracción que tiene el currículo hacia el contexto», fenómeno que el autor considera clave pero frecuentemente inadvertido.

El texto distingue dos tipos de investigadores curriculares: aquellos inconscientes del desgarramiento entre ellos y el contexto, y aquellos plenamente conscientes que buscan articular lo que observan con el propósito de transformar las prácticas curriculares. En esta línea, el Dr. Mora vincula su propuesta con la teoría de la acción comunicativa habermasiana, proponiendo que el currículo funciona como «el alma profunda de la actividad social de un sistema educativo».

Un aspecto central de la propuesta es la crítica al «instrumentalismo estandarizante del sistema educativo», frente al cual el autor propone los Currículos Contextualizados y Pertinentes (CCP) como alternativa. Esta visión implica una comprensión ontológica y no meramente epistemológica, que en términos gadamerianos busca «iluminar las condiciones en las cuales se comprende».

El Dr. Mora concibe la IAPC como una «imbricación y combinación» entre los saberes del contexto y el arte de la enseñanza desde las áreas curriculares, que permite «navegar contra corriente» para vincular el contexto con la transformación escolar. Finalmente, caracteriza la IAPC como una reflexión colectiva sobre la pertinencia de las Problemáticas Sociales (PS), que configura una «red extensiva de coherencias» y una «propuesta política educativa-curricular transformadora».

La concepción del Dr. Mora sobre la IAPC como herramienta creativa de transformación curricular establece un diálogo significativo con la perspectiva de Lawrence Stenhouse, quien afirma que «un currículum, si posee un valor, expresa, en forma de materiales docentes y de criterios para la enseñanza, una visión del conocimiento y un concepto del proceso de educación» (Stenhouse, «Investigación y desarrollo del currículum», 1984). Esta visión complementa el planteamiento del Dr. Mora sobre la phronesis curricular, evidenciando cómo el currículo trasciende la mera planificación técnica para constituirse en un espacio de deliberación práctica y reflexión situada.

La crítica que realiza el Dr. Mora al «instrumentalismo estandarizante» encuentra resonancia en el análisis de Boaventura de Sousa Santos sobre cómo «la epistemología dominante se basa en una doble diferencia: la diferencia cultural del mundo moderno cristiano occidental y la diferencia política del colonialismo y el capitalismo» (Santos, «Una epistemología del sur», 2009). Esta conexión conceptual revela cómo los modelos curriculares estandarizados operan como dispositivos colonizadores que invisibilizan saberes y prácticas locales, constituyendo lo que Santos denomina «epistemicidio» de conocimientos alternativos.

La dimensión hermenéutica que el Dr. Mora atribuye a la IAPC como comprensión ontológica establece un vínculo directo con el pensamiento de Hans-Georg Gadamer, quien postula que «comprender no es un comportamiento subjetivo respecto a un ‘objeto’ dado, sino que pertenece a la historia efectual, esto es, al ser de lo que se comprende» (Gadamer, «Verdad y método», 1960). Esta relación teórica ilumina cómo la propuesta del Dr. Mora trasciende la concepción técnica de la investigación curricular para situarla como un proceso interpretativo donde el investigador y los actores sociales participan de una misma realidad histórica.

La distinción que establece el Dr. Mora entre investigadores conscientes e inconscientes del desgarramiento con el contexto dialoga con el planteamiento de John Elliott, quien señala que «la investigación-acción se relaciona con los problemas prácticos cotidianos experimentados por los profesores, en vez de con los ‘problemas teóricos’ definidos por los investigadores puros en el entorno de una disciplina del saber» (Elliott, «La investigación-acción en educación», 1990). Esta convergencia teórica muestra cómo la IAPC propuesta por el Dr. Mora busca superar la dicotomía entre teoría y práctica, reconociendo a los docentes como intelectuales capaces de construir conocimiento pedagógico situado.

La propuesta del Dr. Mora sobre la IAPC como espacio de encuentros «empáticos y simpáticos» guarda relación con la perspectiva sociocultural de Lev Vygotsky, para quien «el aprendizaje despierta una serie de procesos evolutivos internos capaces de operar solo cuando el niño está en interacción con las personas de su entorno y en cooperación con algún semejante» (Vygotsky, «Pensamiento y lenguaje», 1934). Esta concordancia conceptual evidencia cómo la visión del Dr. Mora sitúa el desarrollo curricular en una matriz social, donde el conocimiento se construye a través de interacciones significativas mediadas por el contexto cultural.

La dimensión ética y política que el Dr. Mora atribuye a la IAPC como «propuesta política educativa-curricular transformadora» encuentra eco en el trabajo de Seyla Benhabib, quien plantea que «el universalismo no consiste en una esencia o naturaleza humana que se dice que todos tenemos o poseemos, sino más bien en experiencias de establecer comunidad y reciprocidad a través de la diversidad, el conflicto, la división y la lucha» (Benhabib, «El ser y el otro en la ética contemporánea», 1992). Esta relación teórica revela cómo la propuesta curricular del Dr. Mora se inscribe en una tradición de pensamiento que reconoce la diversidad como condición de posibilidad para la construcción de lo común, superando visiones homogeneizantes que niegan las particularidades contextuales.

La concepción del Dr. Mora sobre cómo los Currículos Contextualizados y Pertinentes deben ser «más abiertos, más flexibles, más integrados, más dialógicos de lo local con lo regional, nacional y global» establece un vínculo con la noción de «traducción intercultural» propuesta por Santos, entendida como «el procedimiento que permite crear inteligibilidad recíproca entre las experiencias del mundo, tanto las disponibles como las posibles» (Santos, «Una epistemología del sur», 2009). Esta conexión conceptual muestra cómo la propuesta curricular del Dr. Mora busca establecer diálogos entre diferentes escalas territoriales y matrices culturales, sin subordinar lo local a lógicas globales homogeneizantes.

La caracterización que hace el Dr. Mora de la IAPC como proceso que articula «diversos saberes-hacer» establece un diálogo con la propuesta de Stenhouse sobre el «profesor como investigador», quien «ha de desarrollar su arte a través de la práctica reflexiva» (Stenhouse, «Investigación y desarrollo del currículum», 1984). Esta convergencia conceptual evidencia cómo la visión del Dr. Mora reconoce en los docentes no solo ejecutores de currículos predeterminados, sino productores de conocimiento pedagógico a través de la reflexión sistemática sobre su práctica.

La propuesta del Dr. Mora sobre la transformación curricular desde el contexto puede comprenderse como un ejercicio de lo que Gadamer denomina «fusión de horizontes», proceso en el cual «comprender es siempre el proceso de fusión de estos presuntos ‘horizontes para sí mismos'» (Gadamer, «Verdad y método», 1960). Esta relación teórica muestra cómo la IAPC opera como espacio hermenéutico donde los horizontes interpretativos del investigador y los actores sociales dialogan para construir nuevas comprensiones sobre la realidad educativa.

El análisis del pensamiento curricular del Dr. Mora revela una aproximación epistemológica que trasciende la concepción técnica e instrumental del currículo para situarlo como un campo de construcción social donde convergen saberes, prácticas y proyectos culturales diversos. Su propuesta de Investigación Acción Participación Curricular representa una alternativa metodológica frente a modelos investigativos descontextualizados y contribuye significativamente a la construcción de conocimiento curricular situado, dialógico y transformador.

Expreso mi más sincero agradecimiento al Dr. Mora por compartir estos valiosos aportes conceptuales y por su constante interés en despertar el sentido crítico en los académicos. Su compromiso con la transformación educativa, especialmente orientada hacia las comunidades más empobrecidas y desfavorecidas, constituye un acto no solo académico sino ético y político de la mayor relevancia para la educación colombiana.