La situación en el occidente del departamento de Risaralda ha alcanzado niveles críticos durante las últimas semanas, con enfrentamientos entre el Ejército Nacional y grupos criminales que operan al margen de la ley, en particular el Clan del Golfo.
La intensificación de los combates ha introducido un clima de temor entre los residentes de la región, forzando a muchos a abandonar sus hogares debido a la violencia desatada. Refuerzos de la Policía Nacional y de la Quinta División han llegado a la zona afectada, aunque el acceso ha sido restringido, dificultando la evaluación de la situación sobre el terreno.
Según informes preliminares, al menosocho miembros asociados con el Clan del Golfo habrían sido dados de baja en estos enfrentamientos, lo que subraya la gravedad de la confrontación.
Los testimonios de los desplazados reflejan la desesperación que viven. Muchos han huido, buscando refugio en áreas más seguras, mientras que otros se han visto obligados a optar por la incertidumbre al abandonar sus hogares. La situación ha suscitado la intervención inmediata de organizaciones humanitarias que buscan proporcionar asistencia a los afectados. «La paz en esta región parece un sueño lejano», comentó un líder comunitario.