
La víctima, Dairo Londoño Tuesta, fue asesinado dentro de su vivienda mientras se encontraba de vacaciones; ya son nueve los policías asesinados en Antioquia en las últimas semanas en medio de la ofensiva criminal del Clan del Golfo.
La ola de violencia que vive el departamento de Antioquia producto del denominado plan pistola ha dejado una nueva víctima fatal entre las filas de la Policía Nacional. Se trata del subintendente Dairo Londoño Tuesta, de 35 años, quien fue asesinado en la noche del viernes 2 de mayo en el municipio de Sopetrán, Occidente antioqueño, mientras se encontraba descansando en su residencia.
Según el reporte preliminar de las autoridades, el crimen ocurrió hacia las 7:20 de la noche, cuando varios hombres armados irrumpieron en la vivienda del uniformado y le dispararon sin mediar palabra, acabando con su vida de forma inmediata. En el momento del ataque, Londoño Tuesta, quien estaba adscrito a la SIJIN (Seccional de Investigación Criminal), se encontraba en periodo de vacaciones.
Este hecho se suma a una escalada de asesinatos contra miembros de la fuerza pública en el departamento. Con su muerte, ya son nueve los policías asesinados en Antioquia en las últimas semanas, en lo que las autoridades han identificado como una ofensiva sistemática por parte de estructuras criminales como el Clan del Golfo, específicamente su subestructura conocida como Edwin Román Velásquez.
De acuerdo con fuentes oficiales, se investiga si los perpetradores del crimen pertenecen a esa organización armada, que ha venido ejecutando ataques selectivos contra la policía como represalia por los operativos que buscan desarticular sus redes de narcotráfico y extorsión. Estos ataques, que ya han cobrado varias vidas, son parte de un patrón delictivo que ha revivido en distintas zonas del país y que pone en riesgo no solo a los uniformados, sino también a la población civil.
El subintendente Londoño Tuesta tenía 13 años de servicio en la institución y era reconocido por su trabajo investigativo dentro de la SIJIN. Su asesinato ha generado profunda consternación entre sus compañeros y ha encendido nuevamente las alarmas sobre la necesidad de reforzar la protección a los miembros de la fuerza pública, especialmente en regiones con presencia activa de grupos armados ilegales.
Este nuevo caso recuerda el reciente fallecimiento del también subintendente Robinson de Jesús Acevedo Castrillón, quien fue atacado por sicarios en el municipio de Remedios, Antioquia. Acevedo Castrillón permaneció hospitalizado durante 10 días tras recibir un disparo en la cabeza, pero finalmente falleció el pasado 30 de abril.
A este se suma otro ataque registrado el 29 de abril en el Suroeste antioqueño, donde murió un patrullero de la Policía Nacional y un subintendente resultó gravemente herido, siendo trasladado a la ciudad de Medellín tras ser estabilizado por personal médico.
Las autoridades han insistido en que este tipo de crímenes no quedarán impunes. La Policía Nacional, en conjunto con el Ministerio de Defensa, ha ofrecido un plan de recompensas que contempla hasta 200 millones de pesos por información que permita capturar a los responsables de estos asesinatos, y 20 millones de pesos por datos que ayuden a prevenir futuros atentados o actos de sicariato en cualquier parte del país. Para ello, se ha habilitado la línea 314 358 7212, donde la ciudadanía puede aportar información de forma confidencial.
El impacto psicológico y operativo de estos ataques es profundo. No solo se pierde a efectivos valiosos y formados, sino que también se siembra el temor entre quienes siguen cumpliendo con su deber en condiciones de alto riesgo. La situación exige una respuesta contundente del Estado y una revisión urgente de las estrategias de seguridad, inteligencia y acompañamiento a los uniformados desplegados en zonas con fuerte presencia del narcotráfico y estructuras armadas ilegales.
Organizaciones de derechos humanos y analistas de seguridad coinciden en señalar que el plan pistola es una estrategia violenta cuyo objetivo es desmoralizar a la fuerza pública y mostrar control territorial en regiones estratégicas. Su origen se remonta a acciones similares emprendidas por grupos como los paramilitares o bandas criminales que buscan generar terror como mecanismo de presión o retaliación.
El presidente de la República, Gustavo Petro, ha sido reiterativo en su rechazo a estos crímenes y ha anunciado el fortalecimiento de la presencia del Estado en zonas rurales y urbanas golpeadas por la violencia. Sin embargo, los resultados siguen siendo insuficientes ante el nivel de organización y capacidad de fuego de los grupos armados ilegales.
En medio del dolor, los familiares del subintendente Dairo Londoño Tuesta exigen justicia y verdad. El cuerpo del uniformado será velado en su municipio de origen, donde amigos, compañeros de trabajo y vecinos lo recordarán como un hombre comprometido con su labor policial.
Mientras tanto, en Antioquia se vive un ambiente de incertidumbre y tensión. La comunidad teme que este tipo de hechos se repitan, y los policías continúan patrullando con un blanco en la espalda, conscientes del riesgo, pero también firmes en su misión de proteger a la ciudadanía.
Y.A.