Crisis histórica en la OMS: recorte de personal y cierre de oficinas tras la salida de EE. UU.

El retiro del principal contribuyente financiero, Estados Unidos, obliga a la Organización Mundial de la Salud a redimensionarse, afectando programas globales y poniendo en riesgo la atención de millones.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) atraviesa una de las etapas más críticas de sus más de 75 años de existencia. En una rueda de prensa ofrecida en Ginebra, su director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus, reconoció que el organismo se ve forzado a reducir su tamaño de forma considerable y a cerrar varias oficinas nacionales, especialmente en países de ingresos altos, como consecuencia directa de la retirada de Estados Unidos como país miembro.

Este drástico giro se produce tras la decisión del expresidente Donald Trump de abandonar la OMS, rompiendo décadas de cooperación con el sistema multilateral de salud global. “Cerraremos algunas oficinas nacionales en países de ingresos altos, pero intentaremos que este proceso de transformación de nuestro tamaño nos ayude a enfocarnos mejor”, declaró Tedros ante los periodistas de la Asociación de Corresponsales Acreditados ante la ONU en Ginebra (ACANU).

La salida de EE. UU., hasta ahora el principal contribuyente financiero del organismo, ha desatado lo que Tedros calificó como la “mayor perturbación financiera” que ha sufrido la OMS desde su fundación. Según explicó, aunque desde hace años la agencia venía trabajando para reducir su dependencia de pocos donantes, la brusca decisión del gobierno estadounidense ha generado un impacto inmediato en la operatividad de la institución.

Tedros no escatimó en calificativos: “La mayor pérdida no es el dinero, sino la cooperación y la experiencia” que Estados Unidos ha aportado durante décadas. Resaltó que gracias a dicha colaboración, más de tres mil millones de tratamientos fueron distribuidos a 1.700 millones de personas en 26 países en las últimas dos décadas, especialmente en la lucha contra enfermedades tropicales.

El director general lamentó que esta decisión tenga consecuencias globales: “El mundo perderá por esta decisión, pero también Estados Unidos, todos estaremos menos seguros”. La salida de EE. UU., unida al descenso de las aportaciones de otros países, ha obligado a suspender campañas de asistencia a más de 140 millones de personas, afectando a poblaciones vulnerables en distintas regiones del planeta.

La crisis estructural que atraviesa la OMS llega en un momento en el que el mundo enfrenta nuevos retos sanitarios, desde pandemias hasta emergencias humanitarias, pasando por el impacto del cambio climático en la salud. Sin embargo, con menos recursos y una red más limitada de operaciones, el papel de la organización como coordinador de la respuesta global queda seriamente comprometido.

Tedros destacó que el organismo hará lo posible por reorganizar sus prioridades y optimizar su capacidad operativa, incluso con un presupuesto más reducido. Pero reconoció que muchas iniciativas deberán ser pausadas o redimensionadas, lo que podría tener consecuencias graves en regiones que dependen del apoyo técnico y logístico de la OMS para sostener sus sistemas de salud.

Esta transformación forzada no solo pone de relieve las fragilidades del sistema multilateral de salud, sino también los riesgos de una dependencia excesiva en un número limitado de donantes. Para muchos analistas, la crisis actual representa un llamado de atención a la comunidad internacional sobre la necesidad de diversificar las fuentes de financiación y reforzar el multilateralismo en tiempos de creciente tensión geopolítica.

Finalmente, el director de la OMS insistió en que las decisiones de política exterior de los países más poderosos deben considerar su impacto en la salud global. “Lo que está en juego no es solo el financiamiento, es la seguridad sanitaria del planeta”, puntualizó.

Y.A.