Iroshka Elvir arremete contra la enseñanza obligatoria del libro de Mel Zelaya: “¿También enseñarán que recibió la mitad de los narcos?”

Diputada Iroshka Elvir

La diputada liberal rechaza el decreto que impone el libro El Golpe 28-J como lectura obligatoria en escuelas hondureñas, calificando la medida como sesgada y politizada.

La reciente decisión del gobierno hondureño de imponer como lectura obligatoria en el sistema educativo nacional el libro El Golpe 28-J: Conspiración transnacional, un crimen en la impunidad, escrito por el expresidente Mel Zelaya, ha desatado una oleada de críticas desde distintos sectores políticos y sociales del país. Una de las voces más contundentes ha sido la de la diputada liberal Iroshka Elvir, quien ha calificado la medida como una forma de adoctrinamiento ideológico y cuestionó duramente la narrativa que se intenta posicionar en las aulas.

¿También le enseñarán a los alumnos el apodo de ‘el comandante’ y que recibió la mitad de los narcos?”, expresó la congresista en un comentario cargado de ironía y preocupación, dejando ver su escepticismo frente a la objetividad del texto. Su crítica apunta directamente a lo que considera una versión sesgada de los hechos ocurridos durante el golpe de Estado de 2009, donde Zelaya fue removido del poder por las Fuerzas Armadas, en medio de controversias constitucionales por su intento de promover una consulta popular.

La diputada del Partido Liberal se ha convertido en una de las principales detractoras del Decreto Ejecutivo 14-2025, publicado el pasado 24 de marzo en el Diario Oficial La Gaceta, el cual obliga a la Secretaría de Educación a incluir el libro dentro del programa de la Cátedra Morazánica, una asignatura que tradicionalmente abordaba la vida y legado del prócer Francisco Morazán.

El ministro de Educación, Daniel Esponda, defendió la inclusión del texto al argumentar que “se debe incluir el estudio histórico de lo sucedido en el golpe de Estado de 2009”, señalando que el contenido se adaptará a los diferentes niveles de educación básica y media.

Sin embargo, para Iroshka Elvir, esta disposición representa un peligroso precedente. “La educación no puede convertirse en un campo de batalla ideológico. Los estudiantes necesitan formación crítica y no propaganda partidaria disfrazada de historia”, comentó en declaraciones posteriores, sumándose a otras voces del Congreso que han manifestado su preocupación.

Entre ellas está la diputada Suyapa Figueroa, quien anunció la posible interposición de un recurso legal para frenar lo que considera una medida inconstitucional. “Vamos a tener que interponer un recurso legal contra esta absurda disposición”, declaró, añadiendo que el libro puede promover un “narcisismo autoritario”.

Asimismo, figuras del sector empresarial como Eduardo Facussé Salomón, expresidente de la Cámara de Comercio e Industrias de Cortés, ironizaron la decisión: “¿Alguien sabe en qué capítulo del libro relatan lo acontecido en el narcovideo?”, haciendo alusión a los escándalos que han rodeado al expresidente Zelaya.

Desde el sector educativo privado, el académico Carlos Sabillón criticó duramente el decreto, argumentando que viola la libertad de cátedra y promueve una visión unilateral y partidista de los hechos históricos. “No es una obra didáctica, es un manifiesto político”, señaló.

El decreto también instruye a la Empresa Nacional de Artes Gráficas (ENAG) a imprimir y distribuir el libro gratuitamente en los centros educativos, financiado por la Secretaría de Finanzas mediante readecuaciones presupuestarias. Este detalle también ha generado descontento, en medio de una crisis económica en la que se cuestiona la prioridad de ciertos gastos gubernamentales.

A pesar de la creciente polémica, el Ministerio de Educación no ha respondido directamente a las críticas, limitándose a reiterar que el objetivo de la medida es “promover el análisis histórico desde una perspectiva educativa”. Sin embargo, para Iroshka Elvir y muchos otros, esta explicación no es suficiente.

“Estamos hablando de nuestros hijos, de lo que aprenderán como verdad en las aulas. No podemos permitir que se tergiverse la historia al antojo de una ideología. Honduras necesita una educación libre, crítica y plural, no una imposición narrativa desde el poder”, concluyó la diputada.

La inclusión obligatoria del libro de Zelaya ha encendido un nuevo capítulo en la disputa por el control ideológico en el sistema educativo hondureño. Y mientras el gobierno insiste en la necesidad de recordar para no repetir los errores del pasado, voces como la de Iroshka Elvir alertan que el presente ya podría estar sembrando nuevas semillas de división.

Y.A.