Petro, violador de la moralidad pública

Por JOSÉ G. MEJÍA J

El tema de la moralidad pública y la ética no son moralismos. Es un paraguas para garantizar que la Constitución Política se desarrolle bajo principios dignificantes, respetuosos y éticos.

Debo empezar esta columna con un comportamiento de Petro que viola cualquier moralidad y ética públicas, jamás visto, ni en los peores momentos de la República, como en la época del defensor de Petro, Ernesto Samper Pizano, con la inmoralidad e indignidad de su proceso 8.000.

Durante un encendido y violento discurso en la instalación de los Comités Ciudadanos de la Consulta Popular por el Sí, el presidente Gustavo Petro descalificó de manera grosera al presidente del Senado, Efraín Cepeda, a quien llamó “mucho HP”, en respuesta a críticas sobre las preguntas propuestas para la consulta.

Cuando el presidente Gustavo Petro llama ‘mucho HP’ al presidente del Senado, exhibe un comportamiento que rompe la dignidad del cargo y refleja actitudes propias del bajo mundo mafioso y callejero.

Petro normalizó el abuso presidencial, rompiendo todo protocolo ético: lealtades por complicidad, clientelismo por ideología violenta y propaganda política dirigida a sus seguidores más radicales. El pueblo que representamos los 10,5 millones de ciudadanos que no votamos por su gobierno, más los millones de colombianos decepcionados, somos junto con la moral pública, las más grandes víctimas.

Hay muchas ilegalidades y delitos que pueden estar violando varios artículos de la Constitución Política, leyes y decretos, que muchos de ellos fueron aprobados cuando Petro era senador.  Mencionaré algunos que han sido cometidos.  Qué ironía de presidencia.

Educación ética y ciudadana

Artículo 67: ‘La educación es un derecho de la persona y un servicio público que tiene una función social; con ella se busca el acceso al conocimiento, a la ciencia, a la técnica, y a los demás bienes y valores de la cultura. La educación formará al colombiano en el respeto a los derechos humanos, a la paz y a la democracia; y en la práctica del trabajo y la recreación, para el mejoramiento cultural, científico, tecnológico y para la protección del medio ambiente. La educación formará al colombiano en los principios y valores fundamentales de la convivencia humana, el respeto a la vida, a la dignidad y a los derechos de los demás, y en la práctica de la solidaridad, la responsabilidad y la ética.’

La ética es reconocida como un principio estructurante en la educación ciudadana. Petro viola deliberadamente este modelo al exhibir conductas dantescas y groseras que erosionan el ejemplo institucional, que debería emanar del primer mandatario. En este caso es como dice el refrán popular: “Es como pedirle peras al olmo”.

Al día siguiente, el intemperante, cínico y sepulturero ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, replicó el uso vulgar del “HP”, ya de frente contra una directora de un hospital en Villavicencio, de manera misógena. Lógicamente, este comportamiento fue respaldado en redes sociales por el presidente, profundizando la degradación institucional.

Artículo 209: ‘La función administrativa está al servicio de los intereses generales y se desarrolla con fundamento en los principios de igualdad, moralidad, eficacia, economía, celeridad, imparcialidad y publicidad.”

Algunos hechos concretos.

Gustavo Petro fue grabado en Panamá, con devaneos tiernamente amorosos, agarrando de la mano a una mujer que no era su esposa Verónica Alcocer. Era una tal Linda Yepes, según investigaciones de medios muy respetables, a los cuales usted persigue porque le descubren sus irregularidades en su agenda privada… de moralidad pública y ética.

Esta actuación y también como muchas acciones en sus agendas privadas, denigran de su rol como presidente, como esposo y padre de familia. Recordemos que la Corte Constitucional dijo que la esfera de la intimidad de los servidores públicos es menos amplia. Desde el punto de vista laboral estuvo incumpliendo, a la hora de su tour romántico, compromisos oficiales, como la cena de despedida del presidente saliente de Panamá.

Finalmente, los Consejos de Ministros en el gobierno de Petro, han estado caracterizados por el maltrato a los ministros, la toma de decisiones unilaterales, la egolatría presidencial y la ausencia de deliberación colegiada efectiva, lo que rompe los principios de eficacia, imparcialidad y moralidad administrativa exigidos por la Constitución.