65 años cumple “el  Tony Curtis”

Walter Pimienta.

“Deje  que su  peinado hable por  usted”

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Reviso el  pasado,  miro  hacia atrás,  y  me  encuentro con un hecho frívolo pero muy  singular: 65  años cumple “el  Tony Curtis”, el  peinado que, en  1960, en  la película  “Con  faldas  y a lo loco”, lució su actor principal:  Tony Curtis,  “el  bollo de aquel momento,  según ellas, y  uno  de los primeros “manes” bacanes del  cine de pelo “embrillantinado” que puso a  consideración de otros “manes” del momento,  un  lux de  su  autoría y  creación,  obra estética  de abierto vacile  en contra del corte  de  pelo masculino a  lo  militar de la Segunda Guerra Mundial.

No  todos los hombres,  en  el caso  de las personas mayores,  usaron “el Tony”, aquello  era  solo para jóvenes que buscaban  una definición de  peinado  impecable, que daba  otro estilo elegante,  y que demandaba un aspecto  limpio y  profesional al buclecito que se les  venía a  la frente luego  de cierta técnica en  el  jalado de  la peinilla…y que debía  mantenerse así las  24  horas del  día luego  de uno  y  otro  retoque que los “Tony Curtistas”, se daban en  cuanto  espejo o  vitrina callejera  encontraban.

Aquello  fue el  furor, pero el  furor…  tanto  que los  dueños de la “Peluquería Americana”, junto  con los de “La Real  y Jaramillo”,  las  primeras  que en  Barranquilla usaran sillas giratorias traídas de Estados Unidos, testigos de aquel fenómeno mundial, en  hojas volantes callejeras,  promocionaban sus “calidosos” servicios diciendo: “Le hacemos “el Tony”,  el  corte más popular que le  dará un  aspecto  limpio y  de longitud uniforme. Con  laterales y  nuca afeitados,  lo  que  le da un  contraste con  la  parte superior del cabello.  Profesionales en  el  ramo lo  pondrán  como  un  auténtico  galán conquistador  fuera  de la  pantalla…Estamos a su  servicio. Visítenos  para  tener  el gusto  de hacerle  su  “Tony…Deje  que su  peinado hable  por usted”.

Lo  cierto  fue  que “el Tony” criollo,  daba un  estilo fresco y  energético y  lleno  de vitalidad a  los muchachos aquellos,  en  especial a  los  de cuerpo  atlético y  de mirada intensa copiada de  la misma película proyectada  en el  “Cine  Metro” donde el famoso  galán,  conquistaba féminas en  el esplendor de una  sala de cine con servicio  de cafetería, baños,  piso con   alfombra,  sillas  abullonadas, aire acondicionado y  olorosa a chicle de  cine entre enamorados.

El  furor  era total: ricos y  pobres  usaban “el  Tony”… moda que se complementaba poniendo  en  la apariencia “una mirada de chulo” lo  más  parecida  a la del  actor…Y ¡ah! de barranquilleros que hubo  dispuestos  a  sobrevivir durmiendo de pie para que  no  se les “dañara” “el  Tony”,  favor  que alcanzaban con  una buena  peinilla marca  “Vandux” y la “Brillantina  Moroline” o  “La Tigre Mono” de entonces promocionada en  las tres emisiones diarias del “Radio Periódico Informando” del   popular  locutor Marcos Pérez emitía  por “La Voz de  la Patria,  la emisora de la  tonalidad perfecta…

En  otras palabras,  Tony Curtis,  el  actor,  nunca vino  a Barranquilla para  nada, pero estaba en  sus calles  en  el  protagonismo de los “manes” que  usaban  su  pariendo  y  corte lejos  de Hollywood, pero en  el esplendor del  ir y  venir  por el  Paseo  Bolivar para que  las chicas los  vieran…

Cuántos,  hoy calvos, si  es  que sobreviven  más allá de tener  los  80 y 90,  jóvenes para  esa época,  no  añorarán ahora  su “Tony” en  la  innegable fascinación de un  momento ingenuo,  sano y  mágico y  de una que otra  marihuana  prohibida y pasiva  “para  el  entone” y la “necesidad” de un  vuelo corto que, dado  lo  costosa que esta era, tenía “su  genérico” en “el  embale” barato del Lucky  con Mejoral.

“El  Tony” que usaran  los jóvenes barranquilleros hacia los 60s, era,  en  verdad de  verdad,  una obra de arte en  sus manos y  un  truco barato con brillantina de tienda de esquina para presumir…

Y  es  necesario decir  también  que el fenómeno llegó a  la gente  de pueblo, Romelio, por ejemplo,  amigo  de infancia  y  juventud (ya  fallecido),  eternizado en  aquella moda, una vez, y  esto  va  de apunte, al  ver a  una chica por  los alrededores de la plaza, sobre el  particular,  alzándose el  cuello de la  camisa, preparado  el  decente piropo, teniendo  como  escenario  del hecho al   Juan  de Acosta que se nos fue,  salió con  esto:

– “Viejo Pimie, ahí  viene “una lea”,  deje que le  guiñe el  ojo  en  público como fina  estafa de amor,  que el  resto  lo hará mi  “Tony Curtis”.

Y, diligente, antes,  salió a retocarse en  el  espejo del billar  de la cantina  de “la Niña Sara”.

Y entonces  sí,  al  ataque.

…Pero no  sé si la referida chica,  cayendo  en su épica  captura romántica de verdadero  deleite,  se derritió  al  verlo.

…Y vaya lo que  aconteció  porque,  al parecer, la hembra sí  lo  miró y  habló con  él …Y el protagonista,  a lo  galán de fotonovela de las de Corín Tellado en  blanco y  negro, sin  esperarse  y estrenando  sonrisa,  me   dijo:

-Ya  vio, viejo  Pimie,  ya  vio. La lea me miró turbada, sin  duda exhalo el  dulce aroma  del éxito de  mi “Tony Curtis,  viejo Pimie.

Y,  de nuevo,  ante el espejo, girando perfiles, “el  Viejo  Rome”, bacán  de pueblo,  repetida y  repetidamente, se   jalaba “el Tony”,  causa y consecuencia de sus  “levantes”…