Por PepeComenta
Fue la preparación de lo que sería el 14 de Julio el estallido real de la Revolución Francesa, dicen algunos historiadores

La historia comenzó el 28 de abril de 1789 y llegó a su punto máximo, a la eclosión, el 14 de julio. Ese día, después de varios incidentes previos como la revuelta contra Reveillon y el duro discurso de Camile Desmoulins por causa de la separación del gobierno del ministro de Finanzas, Jacques Necker, determinaron que ese día, se diera inicio a la Revolución Francesa.
Pero los inicios se presentaron ese 28 de abril de 1789, por una frase -no se sabe si esto fue cierto o no- pronunciada por Jean-Baptiste Réveillon, propietario de una fábrica de París que producía y vendía papeles pintados caros para nobles, para los ricos de la burguesía y miembros de la realeza menor.
Se cuenta que Reveillon en diálogo con el comité local de elecciones -ubicado cerca a La Bastilla, lamentó de manera profunda los altos costos de la producción y exteriorizó un profundo disgusto por los altos salarios que ganaban sus 300 trabajadores.
-Con lo que ganan en un día, pueden con toda comodidad vivir durante quince- señalan como la afirmación que generó el disgusto de los obreros.
Es probable que Reveillon no dijera eso, como también podría ser que sacaron su frase del contexto.
El rumor se extendió bien pronto por París, luego de un fabricante de salitre, Dominique Henriot respaldase la afirmación, si bien los propios empleados del propietario de la papelería se mostraron contrarios al descontento general, afirmando que todo era una calumnia.
Lo cierto es que Reveillon pagaba muy bien y no despedía sin justificación a quienes laboraban para él, como sí hacían otros empresarios. Según ellos, él se había quejado de los altos costos alcanzados por los alimentos y de lo mucho que valía comprar insumos y demás.
Pero el rumor seguía corriendo y en esos tiempos de gran sufrimiento económico, no es mucho lo que hace falta para exacerbar los ánimos y ese 28 de abril de 1789, quienes estaban descontentos y resentidos, explotaron.
Un grupo de obreros disgustados por los presuntos comentarios y más que todo por los difíciles momentos que vivían, se reunieron cerca a La Bastilla y colgaron de unas vigas unas efigies con las imágenes de Reveillon y Henriot y luego marcharon hacia la calle de Montreuil, donde había un poco numerosos grupo de policías.
Reveillon y su familia se refugiaron en una casa vecina, pero al frente de la suya ya habían llegado los revoltosos. quienes lanzaron piedras y tejas contra la policía, al tiempo que ingresaban a la residencia con ánimo de destruirla.
Se dice que Reveillon fue golpeado y se salvó de morir porque algunos alborotadores descubrieron sus bodegas de vino, en las que tenía más de 2000 botellas y con eso se entretuvieron..
En esas estaban cuando apareció una compañía de la Guardia Civil Francesa, que a la lluvia de piedras lanzadas por quienes protestaban, respondió con una descarga de armas de fuego, matando tal vez a unas cien personas, si bien los informes oficiales señalaban que 25.
Aunque algunos historiadores han tratado de restarle importancia a estos sucesos del 29 de abril, la mayoría sostiene que estos incidentes en contra de Reveillon fueron una preparación para lo que serían los hechos del 14 de Julio, día en que con la Toma de La Bastilla, se inció la Revolución Francesa.,
-Fue un acto deliberado de desafío contra el Estado. Pasaron del saqueo de una casa al asesinato- dice el historiador Oliver Bernier.
-Los llamados disturbios de Réveillon a menudo se presentan como un acto que abre el telón de la Revolución Francesa y un ejemplo temprano de conflicto de clases entre las clases trabajadoras y los fabricantes ricos … La multitud estaba intentando, como en el clásico motín del pan, reimponer los valores de la comunidad al castigar a dos personas que las habían infringido. En este caso, fue el principio de un salario justo, según los informes, Réveillon y Henriot atacaron … Más que un conflicto de clases, fueron dos culturas las que chocaron aquí– señala por su lado David Garrioch en su libro, La Fabrique du Paris révolutionnaire