El discurso del Odio como componente humano
Por Alejandro Espinosa-Patrón
Espinosa.alejandro@gmail.com
La condición humana posee unos componentes propios que le permiten subsistir y generar cambios en su entorno, ya sean estos incluyentes o excluyentes, pero en el humano ser hay específicamente unos que lo muestran complejo y difícil de entender pues en él existen contradicciones extrañas dignas de cualquier teoría donde se muestren opuestos dignos del esquema actancial de Greimas (1966) como amor, odio, paz, guerra, entre otras variables que sorprenden porque, aunque se conocen muy bien, a diario se presentan en diferentes formas y estructuras que nos llevan a muchos interrogantes sobre el papel del humano ser en la Tierra. Por tal motivo, nuestro punto de vista radica en describir cómo el odio, condición humana, es un factor contradictorio en su evolución o involución pues lo contrario a sus acciones debería ser el amor, sin embargo, la balanza del equilibrio genera muchas dudas, incertidumbre que preocupa dado que ahora las ideologías sobre otrora inicio de los partidos políticos se desvaneció en el interés de unos pocos.
El término se ha visto reflejado a lo largo de la historia del hombre en disímiles situaciones, llámese guerra, genocidios, asesinatos calculados, suicidios, matanzas en colegios, hijos que matan a sus padres, guerrillas que acaban con regiones enteras para mantener su poder, grupos paramilitares que sepultan a sus víctimas en los escombros olvidados de la ciudad, en fin, el odio es representado como le guste al humano ser para proyectar una conducta de mundo o inherente a ella.
El diccionario de la Real Academia española dice que el odio, del latín odium, significa antipatía y aversión hacia algo o alguien cuyo mal se desea. También llama la atención la suma de sinónimos que fortalecen el término y le dan la significación propia de su campo. Por ejemplo, aborrecimiento, aversión, animadversión, rencor, abominación, antipatía, desprecio, fobia, inquina, encono y rabia, los cuales envuelven el campo semántico para darnos una mejor idea del cuerpo que se forma alrededor de las acciones del hombre cada vez que vemos o leemos por los medios las matanzas en Gaza y Ucrania, por subrayar en lo más notorio del pensamiento brutal del hombre en las guerras.
La otra dimensión del hombre: la guerra como sinónimo de barbarie.

En el Manuel del discurso del odio, artículo 19, (2020) se afirma que es un concepto emotivo, y no existe, hasta el momento un consenso sobre una definición universal aceptada por el derecho internacional de los derechos humanos. Algunos podrían identificar lo que es “discurso de odio” por las palabras, gestos y acciones, pero no hay criterios claros y definidos que nos indiquen sus particularidades pues para algunos pueden ser semas de odio, pero para otros pueden indicar ironía, burla, etc.
El tema es complejo, y llegar a entenderlo o manifestarlo tocaría hacer lo que hicieron Robert J. Sternberg y Karin Sternberg (2008) quienes escribieron varios textos sobre el tema, y se centraron para describirlo en tres componentes: la negación de la intimidad, de la pasión y el compromiso.
Por otra parte, los investigadores de la Universidad Complutense de Madrid, Natalia Abuín-Vences, Ubaldo Cuesta-Cambra, José-Ignacio Niño-González y Carolina Bengochea-González (2022), escribieron el texto Análisis del discurso de odio en función de la ideología: efectos emocionales y cognitivos, donde enfatizan en la neurocomunicación, pues los jóvenes universitarios en las redes sociales promueven este tipo de discurso con sus mensajes a favor o en contra de los sujetos en la mira para lanzarles dardos de odio por lo que hay que monitorear esas conductas para evitar posibles crímenes. Obsérvese las matanzas en los colegios y universidades donde los jóvenes a través de las redes incitan a la población y transmiten en directo lo que están realizando.
Además, los investigadores citados plantean en su investigación que la ideología está presente en las instituciones, pero también, en los medios, los cuales incitan con sus temas a preparar psicológicamente a la gente para que tomen posturas sobre x o y candidato. Por tanto, Abuín-Vences et al. (2022)
También hay evidencia de que el odio alimenta la intolerancia política, definida como el apoyo o la voluntad de denunciar los valores democráticos básicos y la igualdad de derechos de las personas que pertenecen a un grupo externo definido en una sociedad en particular (Gibson, 2006) y se considera uno de los fenómenos más problemáticos en las sociedades democráticas. (pp. 37-38)
El discurso del odio es común sentirlo y leerlo en la prensa que leemos diariamente pues suministra cápsulas de odio al pueblo con imágenes y falacias para que no voten por el más opcionado dado que muestran en sus argumentos falsos afirmaciones descabelladas, montaje de imágenes que denigran al sujeto. En el caso de Colombia, el odio es latente en los medios de comunicación porque hasta que no sepan algo que para ellos no es correcto, por ejemplo, si el presidente se ausenta dos días de un encuentro internacional para visitar a sus hijos, eso es indicio que hizo algo mal por lo que hay que desenmascararlo con mentiras para que hable, o diga “la verdad” sobre lo que ellos han montado.
Por consiguiente, hay muchos ejemplos que corroboran formas de entender el odio en el mundo, una triangulación de hechos históricos se funden en uno solo pues las guerras de ahora son diferentes a las anteriores donde se competía solo por territorios o ideales, opuestas a las de hoy, porque son guerras “motivadas” para probar el mejor armamento, y cómo desde la química moderna pueden destruir la raza humana lo que los convierte en países que se jactan de poseer las mejores armas, fusiles, carros blindados, naves ultrasónicas, drones, y miles de soldados que darán la vida por su patria. Esto es lo que se palpa en los medios de hoy, fotografías iguales que muestran la misma realidad pues el hombre está en el medio de ellas tratando de salir de un túnel creado por los más fuertes del planeta.
Más allá del significado del “discurso de odio”, que puede orientarse hacia las emociones o sentimientos, antipatía, o aversión, enemistad hacia una persona, país, idea o cosa, es una realidad latente en el día a día, pues como complemento humano, tiene su historia y desarrollo, pero también su presencia en las guerras donde la destrucción de una ciudad es el mejor ejemplo para definirla; sabemos lo compleja que es, pero las imágenes impactantes de Gaza, Ucrania son los mejores conceptos directos para entender por qué el hombre desarrolla este sentimiento y cómo desde su “inteligencia” la muestra como el diploma de sus acciones. Este se refleja en el mal concepto de racismo, persecución hacia las personas trans, mírese el caso de Sara Millerey González; Religión, Terrorismo, Sexo, Genocidios, el odio en las cárceles, por ejemplo, el cautivo antes de morir en la silla eléctrica puede tener la esperanza de negarlo todo o afirmarlo, pero puede más el odio que cualquier otra cosa. Por lo anterior, ¿cómo podemos educar a los niños que están en el medio de semejantes imágenes que impactan su conducta en la sociedad?

En otros países como Alemania, el que incite al odio o la violencia contra determinados grupos étnicos, religiosos o nacionales puede ser castigado con hasta cinco años de prisión. Por tanto, ¿cuándo en Colombia van a llevar a la cárcel a las personas que inciten al odio, caso redes sociales, medios de comunicación, grupos étnicos, género o grupos religiosos?
En lugar de estar buscando los defectos del presidente, si salió o con quién salió, si está en el baño o no está, por qué no llegó, qué le faltó decir en su alocución, los mismos problemas de siempre; no mejora el país, estamos peor, etc., etc. Entonces, ¿por qué los medios no se preocupan mejor por explicarle a la gente cómo ayudar a solucionar los problemas del país, calmar esos discursos de odio y brindarle a la gente una carta de esperanza en su contexto social? Por lo que, si no hacemos eso, podemos llegar a lo que Ring Carlson (2022) plantea en su introducción sobre el discurso del odio pues su afirmación aterroriza a cualquier lector desprevenido:
En Virginia, jóvenes vestidos con pantalones caqui y camisas de polo blancas marchan por el centro del campus de una universidad pública gritando: «Los judíos no nos reemplazarán». En el distrito Tsuruhashi de Osaka, Japón, una chica de catorce años se dirige a la multitud, proclama lo mucho que desprecia a los coreanos y dice que desearía poder matarlos a todos. En Myanmar, un usuario de Facebook publica un enlace a su página sobre los bengalíes, en donde los califica de perros que están destruyendo su patria y a su gente. En Cape Town, un clérigo hace un comentario en internet en el que le pide a ISIS que «por favor libren a Sudáfrica de la maldición homosexual» (p. 9)
Creo que mejor es leer la entrevista que le hizo el periodista de CNN internacional, José Levy al papa Francisco antes de morir donde acordaron en un documento sagrado “El pacto Humano, algo esperanzador que nos acerca mucho más a nuestra condición humana.