El cortejo fúnebre pasará por el Coliseo y otros puntos emblemáticos, en un recorrido cargado de simbolismo que culminará en la Basílica de Santa María la Mayor, donde el pontífice argentino será sepultado.
El Vaticano se prepara para un acontecimiento sin precedentes: el paseo fúnebre del papa Francisco, que tendrá lugar este sábado, marcará el cierre de un pontificado que transformó profundamente el papel del papado en el siglo XXI. A diferencia de sus predecesores, el pontífice argentino ha dispuesto que su cuerpo sea trasladado desde la Basílica de San Pedro hasta Santa María la Mayor, rompiendo con siglos de tradición funeraria.
La decisión del papa de no ser enterrado en la necrópolis vaticana, como ha sido la norma desde hace siglos, refleja su constante llamado a la humildad. El cortejo no saldrá por la monumental Plaza de San Pedro, sino por la discreta Puerta del Perugino, en un gesto simbólico que evoca la sencillez y cercanía que caracterizaron su vida y su pontificado.
El féretro, dispuesto en un vehículo especial visible para los fieles, avanzará a lo largo de seis kilómetros a través de las calles de Roma. A su lado, solo unos pocos cardenales cercanos lo acompañarán, mientras se espera la presencia de hasta 200.000 personas en el recorrido. La magnitud del evento ha movilizado un operativo de seguridad sin precedentes, coordinado entre el Vaticano y las autoridades italianas, debido a la asistencia de 50 jefes de Estado, 10 monarcas y más de 170 delegaciones internacionales.
El trayecto elegido remite a la antigua Via Papalis, ruta tradicional de los pontífices recién elegidos hacia San Juan de Letrán. Sin embargo, en esta ocasión, el recorrido adquiere un carácter conmemorativo y profundamente espiritual. El cortejo pasará por lugares emblemáticos como el Coliseo, la galería Príncipe Amadeo de Saboya, el Corso Vittorio Emanuele, la plaza Venezia, los Foros Imperiales, la Via Labicana y la Via Merulana, hasta llegar a Santa María la Mayor, una de las basílicas más antiguas de Roma.
El funeral en sí comenzará a las 10:00 hora local (08:00 GMT) en San Pedro, y podrá seguirse a través de cuatro pantallas gigantes ubicadas a lo largo del trayecto. La sepultura del papa Francisco se realizará en una ceremonia íntima y cargada de simbolismo en la basílica que él eligió por su especial devoción mariana y por considerarla un lugar “cercano al pueblo”.
Una imagen que quedará grabada en la memoria colectiva será la de 40 personas marginadas —incluyendo indigentes, víctimas de trata, personas trans y reclusos con permisos especiales— esperando con una rosa blanca junto a la tumba del papa. Este gesto da cumplimiento a uno de los últimos deseos del pontífice, quien pidió estar rodeado de quienes la sociedad ha marginado, reafirmando su compromiso con los más vulnerables.
Las delegaciones internacionales serán recibidas también por la Puerta del Perugino, en un acto de sobriedad ceremonial. El prefecto de la Casa Pontificia, monseñor Leonardo Sapienza, guiará a cada una hasta sus lugares. La delegación argentina, encabezada por el presidente Javier Milei, ocupará el lugar de honor, seguida por la representación italiana con el presidente Sergio Mattarella y la primera ministra Giorgia Meloni. El resto será acomodado siguiendo el orden alfabético en francés, conforme al protocolo diplomático vaticano.
Este homenaje no es solo una despedida a un líder religioso. Es un acto de unidad global, un momento de reflexión sobre el legado de un papa que, desde su elección en 2013, desafió convenciones, promovió reformas y se posicionó con fuerza en los grandes debates morales, sociales y políticos del mundo contemporáneo. El paseo fúnebre del papa Francisco es, más que una ceremonia, un símbolo de transición, una despedida a una era marcada por la cercanía, la palabra directa y el amor a los descartados.
Y.A.