Desde la madrugada de este miércoles, miles de fieles comenzaron a acercarse a la basílica de San Pedro para rendir homenaje al Papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano, quien en vida se definió más como “pastor” que como líder mundial.
El histórico adiós marca el inicio del último viaje de Jorge Mario Bergoglio, el hombre que vino “del fin del mundo” y que transformó la Iglesia Católica con su cercanía y su mensaje de inclusión.
En el interior del templo, bajo el majestuoso baldaquino barroco, reposa el ataúd de Francisco. Sus restos mortales, visibles ante el público, sostienen entre las manos su inseparable rosario y visten la tradicional casulla roja, símbolo del sacrificio.
El ambiente que se respira es de profunda emoción y respeto, mientras una marea silenciosa de personas desfila ante él para despedirse.
El recorrido de despedida no terminará en San Pedro. El próximo sábado, Francisco será sepultado en la basílica de Santa María la Mayor, en Roma, rompiendo así más de un siglo de tradición de entierros papales en el Vaticano, desde los tiempos de León XIII en 1903.
Para el funeral oficial, se espera la presencia de varios jefes de Estado, aunque estos primeros días están dedicados exclusivamente al pueblo que tanto amó.
El Vaticano ha dispuesto horarios amplios para que la mayor cantidad de personas pueda participar en esta despedida histórica: Jueves 24 de abril acceso de 7:00 a 24:00 horas (Italia) y Viernes 25 de abril acceso de 7:00 a 19:00 horas (Italia).
El domingo pasado, Francisco había tenido su último contacto con el pueblo, recorriendo la Plaza de San Pedro en el papamóvil, en un emotivo baño de multitudes que ya presagiaba el adiós.
