Traslado de Jaime Saade a La Tramacúa desata controversia por fallas en su custodia en cita médica

El condenado por el asesinato de Nancy Mestre fue movido desde la cárcel El Bosque en Barranquilla a Valledupar, luego de que se conociera que asistió sin vigilancia adecuada a una consulta médica. La familia de la víctima espera que continúe su proceso judicial sin privilegios.

En un hecho que ha generado inquietud y reacciones en la opinión pública, Jaime Saade, condenado por el brutal asesinato de Nancy Mestre en 1994, fue trasladado desde la Penitenciaría El Bosque, en Barranquilla, hacia la cárcel de alta seguridad La Tramacúa, ubicada en Valledupar. Este cambio de centro penitenciario se dio, presuntamente, luego de un episodio que revelaría una grave irregularidad en su custodia.

Según versiones conocidas por medios de comunicación, Saade asistió a una cita médica en el norte de Barranquilla sin contar con la debida vigilancia del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec). Se señala que el guardia encargado de su seguridad habría incurrido en una negligencia, permitiendo que el recluso ingresara al consultorio médico tras varios llamados, sin que ningún custodio lo acompañara.

Este incidente llegó a conocimiento del director del penal, quien tomó cartas en el asunto y notificó de lo ocurrido, lo que derivó finalmente en su traslado a un centro penitenciario con condiciones más estrictas. Raúl Romero, abogado de la familia Mestre, expresó su sorpresa ante lo ocurrido: «Nos cae por sorpresa el traslado del señor Saade Cormane, y esperemos que siga su proceso de resocialización; ya eso es un trámite interno, propio, del Instituto Penitenciario y Carcelario, para trasladarlo a otro centro de reclusión distinto al que se encontraba aquí en la ciudad de Barranquilla, en la cárcel El Bosque».

El caso de Nancy Mestre sigue causando conmoción casi tres décadas después. El crimen ocurrió el primero de enero de 1994, cuando Nancy, con autorización de sus padres, decidió continuar la celebración de Año Nuevo junto a su novio, Jaime Saade. Tenía como hora límite las tres de la madrugada, pero no regresó. Su padre, Martín Mestre, preocupado por su ausencia, inició una búsqueda desesperada. Recorrió varias discotecas, pero no halló rastro de la joven pareja. Al llegar a la casa de los padres de Saade, notó algo estremecedor.

«Estaba oscuro y no me di cuenta en ese momento de que estaba pisando la sangre de mi propia hija. Y que la madre del asesino estaba violando la escena del crimen», relató en una entrevista anterior.

La madre de Saade le dijo entonces que Nancy se encontraba en el hospital. Allí, el padre de la joven encontró a su hija envuelta en una sábana, desnuda y sin signos vitales. Según la familia Saade, la joven había intentado suicidarse, pero las pruebas recolectadas por la Policía contradecían esa versión.

Las investigaciones indicaron que Nancy murió por un disparo en la sien derecha. Aunque se hallaron restos de pólvora en su mano izquierda, este detalle generó más dudas que respuestas, pues ella era diestra. Además, se concluyó que el ángulo del disparo era incompatible con un suicidio, lo que fortaleció la hipótesis de un feminicidio.

Saade huyó del país poco después del crimen. Sin embargo, en 1996 fue condenado en ausencia a 27 años de prisión por los delitos de asesinato y violación. La incansable búsqueda de justicia por parte del padre de Nancy lo llevó incluso a capacitarse en técnicas de inteligencia y rastreo. Esa determinación le permitió descubrir que Saade estaba en Brasil, donde vivía bajo el nombre falso de Henrique dos Santos Abdala, con una esposa brasileña y dos hijos.

Tras ser capturado por la Policía Federal y enfrentar cargos por falsificación de identidad, comenzó el proceso de extradición que culminó el 11 de abril de 2024, cuando Saade fue finalmente trasladado a Colombia y recluido en El Bosque.

La sentencia fue posteriormente reducida de 27 a 24 años, restándole además los dos años que cumplió en prisión en Brasil. El Gobierno colombiano, por su parte, solicitó que no se tuviera en cuenta el delito de acceso carnal violento en la pena.

El reciente traslado a La Tramacúa, uno de los penales más severos del país, pone en entredicho la eficacia del sistema penitenciario colombiano para garantizar una custodia adecuada de internos de alto perfil. El hecho de que un condenado por un crimen tan mediático como el de Nancy Mestre haya acudido sin vigilancia suficiente a una cita médica genera preocupación sobre posibles tratos privilegiados o fallas estructurales dentro del Inpec.

Este episodio revive el llamado de los familiares de las víctimas a que no se olvide el dolor causado, ni se minimice la responsabilidad de quienes han sido hallados culpables. En palabras del abogado de la familia Mestre, este traslado no debe interpretarse como una medida política ni mediática, sino como un recordatorio de que la justicia no debe conceder excepciones.

Y.A.