En el corazón del sur de Córdoba, una innovadora alianza entre comunidades indígenas, campesinas y la Fundación Cerro Matoso está impulsando un proyecto cacaotero que promete revolucionar la región, creando oportunidades económicas y promoviendo prácticas agrícolas sostenibles. Este proyecto, denominado Ruta del Cacao, busca no solo fortalecer la economía local, sino también fomentar la conservación del medio ambiente y el desarrollo comunitario.
Con más de 10 hectáreas sembradas de cacao en la finca El Paraíso, el proyecto se proyecta a expandir su cultivo a 50 hectáreas. Las comunidades indígenas, especialmente la del Centro América, son las principales impulsoras de esta iniciativa, que ha logrado transformar el Alto San Jorge a través de la producción agrícola sostenible. Según Darlys Rojas, gobernadora de la comunidad indígena, este proyecto no es solo un cultivo, sino una verdadera transformación territorial basada en el respeto por la tierra.
Lo que diferencia este proyecto de otros es su enfoque integral. Además del cacao, se implementa un sistema de cultivo asociado con plátano hartón, que sirve como sombra para las plantas de cacao, garantizando un ambiente propicio para su crecimiento. Este enfoque no solo permite que el cacao se desarrolle en condiciones óptimas, sino que también genera ingresos inmediatos para las comunidades, mientras las plantas de cacao alcanzan su fase productiva.
Un componente esencial del proyecto es el sistema de riego especializado, una tecnología desarrollada con la colaboración de la Fundación Cerro Matoso, que asegura que las plantas de cacao reciban el agua necesaria durante las estaciones secas, lo cual es crucial para mantener la productividad en la región.
La capacitación también juega un rol fundamental en el éxito del proyecto. Recientemente, un grupo de 14 miembros de la comunidad indígena Centro América tuvo la oportunidad de viajar a Antioquia para recibir formación en una finca modelo de cacao. Esta capacitación abarcó desde la creación de viveros hasta los métodos de control fitosanitario, asegurando que los participantes puedan aplicar las mejores prácticas en sus propios cultivos.
Con la siembra de clones de cacao prevista para los próximos meses, el proyecto continúa avanzando y se espera que, para 2028, los cultivos estén listos para la comercialización. Este proyecto no solo representa una fuente de ingresos para las comunidades, sino que también es un modelo de cooperación entre comunidades locales, empresas y organizaciones, que apuestan por un futuro más sostenible y próspero para el sur de Córdoba.