En Política con Libertad, la senadora y precandidata presidencial detalló sus principales propuestas, centradas en restablecer el orden, transformar el modelo de gobierno centralista y dignificar la ruralidad colombiana.
Por: Redacción
DIARIO LA LIBERTAD.
En un escenario político en plena efervescencia hacia las elecciones presidenciales de 2026, la senadora María Fernanda Cabal emerge como una de las voces más enfáticas en el país. Durante una entrevista exclusiva concedida a Anthony Osorio de Política con Libertad, Cabal delineó su proyecto presidencial, en el que la seguridad, la reforma del sistema centralista y el desarrollo rural son ejes fundamentales.
La parlamentaria no vaciló en afirmar que “el primero tiene que ser la seguridad, porque sin seguridad no hay nada”, enfatizando que en Colombia se han debilitado pilares clave como la seguridad jurídica y material, fundamentales para garantizar la propiedad privada y generar confianza inversionista. Para Cabal, recuperar ese orden pasa por restablecer la autoridad de la Fuerza Pública, reincorporar a los “mejores militares que echó Petro”, y adoptar nuevas tecnologías de información.
En su diagnóstico, la situación actual del país se agrava por la política internacional del gobierno de Gustavo Petro, que según ella, ha favorecido relaciones con regímenes autoritarios. “A Petro le gustan es los dictadores, el de Irán, el de China, el de Venezuela, que cobija a los grupos criminales que matan colombianos”, sostuvo con contundencia.
La senadora, reconocida por su cercanía ideológica con el expresidente Álvaro Uribe, evocó el cambio que, a su juicio, trajo el exmandatario en 2002: “Uribe le tocó restablecer la capacidad de la Fuerza Pública con un Ejército de 100 mil hombres y lo hizo de la mano del ministro del Interior, Fernando Londoño y de la entonces ministra de Defensa, Martha Lucía Ramírez”.
Pero más allá del tema de seguridad, Cabal propone un viraje profundo al modelo de gobierno. Su crítica apunta al centralismo histórico que, según ella, ha sido empobrecedor y disfuncional. “Todo está en la cabeza del gobierno central de turno”, dijo, cuestionando la incapacidad de alcaldes y gobernadores para manejar recursos propios. “Ese es el 90% de la mayoría de los municipios de Colombia de categoría 6”, explicó, al señalar que ni siquiera los municipios más ricos se salvan de tener que mendigar en Bogotá los recursos para sus comunidades.
El problema, según Cabal, va más allá de la administración ineficaz. Se trata de un sistema perverso donde cada peso transferido se convierte en parte de una “triangulación macabra”. “Todo lo que bajan en recursos que se llaman recursos indicativos, todo tiene peaje”, denunció, indicando que esa red de favores políticos e intereses entre congresistas, alcaldes y contratistas termina esquilmando el presupuesto nacional.
Una de sus apuestas más claras es la transformación del Sistema General de Participaciones, al que considera un obstáculo para el desarrollo. “Si eso cambia, cambia el desarrollo del futuro de este país”, aseguró, convencida de que solo una descentralización efectiva y con presupuesto permitirá a las regiones asumir verdaderas competencias.
En cuanto al sector rural, Cabal no ahorró cifras alarmantes para ilustrar la crisis: solo el 19% de las vías terciarias están en buen estado y el 74% de la población rural vive con necesidades básicas insatisfechas. “Quién saca un buen producto, quién saca ganado, los productos se encarecen entre el 12 y el 17%, quién sufre, el consumidor final”, señaló, al asociar los problemas de infraestructura con la inflación.
Además, resaltó que en muchas zonas del país no existe un sistema de alcantarillado, y aunque el agua abunda, no es potable. Esta situación, según la precandidata, podría revertirse si los recursos se entregaran directamente a las regiones desde el inicio. “Que sea la competencia del Estado cuando usted ya tenga qué aportar”, concluyó.
Las propuestas de Cabal apuntan a una revolución estructural del modelo colombiano actual, partiendo del restablecimiento del orden público hasta una redistribución profunda del poder económico y administrativo. Su mensaje conecta con un sector del país que percibe en el gobierno central una fuente de inequidades y corrupción.
No obstante, su visión también genera controversia, especialmente por su enfoque conservador en política internacional y por revivir un modelo de seguridad ligado a la doctrina del expresidente Uribe. El reto para Cabal será consolidar una propuesta viable y moderna que no solo apele a la nostalgia de la seguridad de comienzos de siglo, sino que logre estructurar una alternativa integral para un país diverso y complejo como Colombia.
Y.A.