La sencillez hasta el final, el último deseo del Papa Francisco 

La sencillez hasta el final, el último deseo del Papa Francisco

*Este miércoles los restos del Sumo Pontífice son trasladados a la Basílica de San Pedro para que fieles de todo el mundo puedan despedirlo.

 

Redacción Sociales

LA LIBERTAD

 

En la intimidad de la Casa Santa Marta, lejos del esplendor del Palacio Apostólico, el Papa Francisco fue velado de la manera que él mismo pidió: con humildad, sobriedad y profundo respeto.

Dos guardias suizos custodiaron su féretro de madera simple, mientras un cirio encendido iluminaba la escena silenciosa. A su alrededor, pocas flores, rezos discretos y la presencia de clérigos, monjas y empleados vaticanos que, en silencio, se despedían del pontífice que llevó la sencillez como estandarte.

Francisco había elegido permanecer en la residencia donde vivió desde el inicio de su pontificado. También planificó que sus exequias fueran distintas, sin lujos, con la capilla de su hogar como primer espacio de despedida.

Este miércoles 23 de abril, el cuerpo de Francisco es trasladado a la Basílica de San Pedro, donde se instalará la capilla ardiente para que fieles de todo el mundo puedan rendirle homenaje.

La ceremonia de traslado, anunciada por la oficina de prensa del Vaticano, recorrerá lugares simbólicos: desde la plaza Santa Marta, pasando por la plaza de los Protomártires Romanos y el Arco de las Campanas, hasta llegar a la puerta central de la Basílica Vaticana.

Todavía no se ha determinado cuánto tiempo permanecerá expuesto el cuerpo del pontífice. Sin embargo, todo el proceso seguirá las normas establecidas en el renovado Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, un documento reformado por el propio Francisco para simplificar los funerales papales.

 

Se prepara la despedida

 

El funeral se celebrará el sábado 26 de abril a las 10:00 a.m. (8:00 GMT). Como ocurrió con la muerte de Juan Pablo II en 2005, se espera la asistencia de jefes de Estado, monarcas y líderes religiosos de diversas partes del mundo, que llegarán a Roma para despedir a quien siempre puso a los pobres y marginados en el centro de su misión.

Cumpliendo con su última voluntad, será enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma, en la Capilla Paulina, justo frente al ícono de la Salus Populi Romani, que tantas veces visitó para rezar. Su tumba será sin epitafios, sin adornos, solo su nombre en latín: Franciscus.

Con esta decisión, se convertirá en el primer papa en más de un siglo en ser sepultado fuera del Vaticano.