La diputada Isabella Pulgar Mota denuncia que siete Centros de Vida contratados desde 2022 por Edubar aún no han sido finalizados, dejando a los adultos mayores sin la atención integral prometida.
Una promesa más se quedó en el papel. Siete Centros de Vida que fueron contratados hace tres años para beneficiar a adultos mayores en municipios del Atlántico siguen sin ser entregados. Así lo denunció la diputada Isabella Pulgar Mota, quien asegura que las obras, que debían estar listas desde agosto de 2023, permanecen abandonadas o incluso sin iniciar.
Según la diputada liberal, la Empresa de Desarrollo Urbano de Barranquilla y la Región Caribe, Edubar, adjudicó la construcción de estos centros por más de 27 mil millones de pesos a la Unión Temporal Adulto Mayor 2022, con el compromiso de entregar los proyectos en un plazo de 14 meses tras el inicio de las obras.
“El contrato fue firmado el 4 de abril de 2022, y las obras iniciaron el 6 de junio de ese mismo año. Es decir, desde agosto de 2023, los adultos mayores debían estar recibiendo atención integral en estas instalaciones. Sin embargo, hoy, en abril de 2025, lo que encontramos son obras abandonadas y, en algunos casos, terrenos vacíos donde ni siquiera han comenzado los trabajos”, afirmó la diputada.
Los municipios afectados por esta situación son Campo de la Cruz, Juan de Acosta, Luruaco, Manatí, Repelón, Soledad y Suan. Allí, según Pulgar Mota, lo único que han encontrado son estructuras inconclusas, desidia institucional y una clara falta de seguimiento por parte de los entes responsables.
Pulgar fue enfática al señalar la falta de respuestas por parte de las autoridades responsables: “Hay muchas explicaciones pendientes, no solo por parte de la gerente de Edubar, Angelly Criales, y del representante legal de la Unión Temporal Adulto Mayor 2022, William Yacamán, sino también de los funcionarios de la Gobernación del Atlántico que delegaron la gerencia del proyecto sin supervisión adecuada”.
La diputada aseguró haber visitado personalmente las zonas donde debían operar los Centros de Vida, confirmando con preocupación el estado crítico en que se encuentran. “He visitado personalmente los lugares donde deberían estar funcionando los Centros de Vida y he constatado que, en algunos casos, las obras están paralizadas y abandonadas, y en otros, ni siquiera se han iniciado. Esto demuestra el poco interés de la Gobernación por garantizar la atención digna y oportuna que merecen nuestros adultos mayores”, sostuvo.
Más allá del retraso, Pulgar alertó sobre una constante en los proyectos ejecutados por Edubar: la falta de transparencia. “La opacidad en la ejecución de estos proyectos parece ser una constante en los contratos adjudicados por Edubar. Hay millones de recursos públicos en juego, pero no hay claridad sobre cómo se están utilizando”.
Para ella, lo que está en juego no es solo la culminación de unas obras, sino el respeto por una población vulnerable: “Da la impresión de que a quienes hoy dirigen la Gobernación del Atlántico les importa muy poco el bienestar de los adultos mayores, quienes merecen no solo respeto y consideración, sino también una protección especial consagrada en la Constitución”.
Pulgar recordó el papel fundamental de los Centros de Vida en la atención diaria de las personas mayores: “Los Centros de Vida son espacios fundamentales donde los adultos mayores reciben atención integral durante el día, lo cual contribuye directamente a mejorar su calidad de vida y bienestar. Lamentablemente, eso hoy no está ocurriendo”.
Esta situación no solo refleja una grave falla administrativa y contractual, sino también un olvido institucional hacia los adultos mayores. Los Centros de Vida fueron pensados como una apuesta social por el cuidado digno y especializado, pero el incumplimiento de los cronogramas y la ausencia de sanciones visibles demuestran lo contrario.
El caso también revela un patrón preocupante de gestión opaca y poca voluntad política para la ejecución eficiente de recursos públicos. Mientras tanto, los adultos mayores —muchos de ellos en condiciones de vulnerabilidad— siguen esperando, con paciencia forzada, que las promesas se transformen en realidades tangibles.
Y.A.