Juana, la mujer de los chorizos: una vida arrancada por la violencia
En la madrugada del domingo 20 de abril, Santa Marta perdió a una de sus mujeres más queridas. Falleció Juana Iris Zabaleta Moya, una vendedora de chorizos del mercado público que, con su sonrisa, su sazón y su coraje, se ganó el corazón de vecinos y transeúntes.
Juana tenía 39 años. Todos los días se levantaba antes del alba, se ponía su delantal, armaba su puesto en una esquina del mercado y comenzaba su jornada vendiendo los chorizos que preparaba con sus propias manos. Quienes la conocieron la describen como “una guerrera”, “una mujer trabajadora”, “alguien que no se dejaba vencer por la vida”.
Pero su historia, como la de tantas otras mujeres en Colombia, terminó en tragedia.
El ataque
El pasado 6 de abril, Juana fue víctima de un brutal ataque. Según testigos, su pareja sentimental llegó hasta el puesto donde ella trabajaba, en aparente estado de alteración y bajo los efectos de sustancias. Le exigió el dinero del día. Ella se negó.
“No tengo por qué darte lo que yo me gané”, cuentan que dijo con firmeza.
Fue entonces cuando él sacó un arma blanca y la hirió con saña, frente a todos. Una puñalada al pecho, otras más en el abdomen y brazos. Los gritos alertaron a los presentes. Algunos corrieron a ayudarla, otros lograron reducir al agresor. La Policía llegó y lo capturó.
La lucha por sobrevivir
Juana fue trasladada a la Policlínica La Castellana y luego remitida a la Clínica La Milagrosa. Allí pasó casi dos semanas luchando entre la vida y la muerte, conectada a máquinas, resistiendo, como si en ese cuerpo golpeado aún quedara fuerza para otro amanecer.
Pero no resistió más. Su corazón se detuvo en la madrugada del domingo.