La comunidad católica despidió la Semana Mayor congregándose en los diferentes templos de la ciudad.
Redacción Sociales
LA LIBERTAD
La Iglesia católica vivió este domingo una jornada cargada de profunda espiritualidad y emoción, al conmemorarse el Domingo de Resurrección, uno de los días más significativos para la fe.
Con fervor y devoción, la comunidad se unió para celebrar la buena noticia del regreso a la vida de Jesucristo, marcando así el cierre solemne de la Semana Santa, que había iniciado con el Domingo de Ramos.
Desde las primeras horas de la mañana, familias enteras se movilizaron hacia los diferentes templos de la ciudad, llevando en sus corazones la esperanza de renovar su fe en la vida eterna. Niños, jóvenes, adultos y ancianos, todos se congregaron para escuchar atentamente las sagradas escrituras.
Uno de los escenarios principales de esta vivencia fue la parroquia Nuestra Señora del Carmen, donde se llevó a cabo una solemne liturgia presidida por el padre Juan David Rendón Ramírez.
Durante la ceremonia, los feligreses vivieron momentos de reflexión y recogimiento, acompañados de cantos de adoración que elevaron el ambiente espiritual a un plano profundamente conmovedor.
En su homilía, el padre ofreció un mensaje cargado de sentido y profundidad sobre el significado de la Resurrección, dejando claro que este acontecimiento no debe entenderse como un hecho histórico o científico, sino como una experiencia transformadora que acontece en el corazón de los creyentes.
“Cuando se habla de resurrección, se habla de una experiencia que aconteció en el corazón de sus discípulos. Es mucho más que salir de un sepulcro e irse volando para el cielo”, expresó.
En su llamado a la introspección, invitó a los asistentes a preguntarse dónde están buscando verdaderamente la vida y el sentido de su existencia, advirtiendo que muchas veces se insiste en buscar vida en lugares donde ya no la hay.
“En este primer día de la Pascua, quiero decirles que nuestra vida puede tener un nuevo comienzo y una nueva creación. ¿Que hay que pasar por la oscuridad y el sepulcro? Hay que hacerlo, pero al final, Cristo ha resucitado y nos da la posibilidad de que ese corazón que experimenta dolor pueda experimentar también finalmente el gozo”.
Sus palabras fueron un llamado a vencer las muertes internas que oscurecen el corazón humano, como es la desesperanza, el miedo, el rencor, y a permitirse renacer a una vida nueva de la mano de Cristo resucitado.
“Hoy, piensa: Cristo, Salvador de la muerte, te puede llevar a ti a vencer aquello que le da muerte a tu corazón y puede hacer de tu vida un nuevo comienzo”, puntualizó.
En este contexto de celebración, la Iglesia extendió también una invitación a fortalecer la fe y a reconocerse como signos vivos de paz y esperanza en medio de un mundo marcado por la violencia y el odio.
“Esta es una oportunidad para comenzar de nuevo, para creer que la vida tiene otras posibilidades. Que, si bien a veces las circunstancias de nuestra vida no están al control nuestro, sí está la posibilidad de verlas con otros ojos. Cristo resucitado es una voz de aliento para el sufrimiento. Es una voz de aliento para esta sociedad que se mueve en torno a las guerras, al egoísmo, a tanta indiferencia”.
Con la celebración del Domingo de Resurrección, no solo se cerró solemnemente la Semana Mayor, sino que también se dio apertura al Tiempo Pascual, un nuevo ciclo litúrgico que se extenderá por cincuenta días, recordando el tiempo que Jesús permaneció entre sus discípulos antes de su ascensión al cielo, y que culminará con la festividad de Pentecostés.